Un triunfo clásico
El Caja Laboral, afilado, supera al Bizkaia Bilbao
El Caja Laboral saltó a la cancha amenazante, afilado y con una sólida barrera defensiva que puso el partido difícil al Bizkaia desde el mismo pitido inicial, tal y como suele hacer en sus visitas a Bilbao. Los de Dusko Ivanovic se impusieron en la primera semifinal de la Supercopa con serias dificultades al cabo, como también es habitual, aunque demostraron estar más engrasados. La combinación de la savia nueva de los fichajes y la experiencia de los veteranos resultó armónica y explosiva. Así, Oleson metió dos triples seguidos como carta de presentación y la nueva joya de la corona vitoriana, Milko Bjelica, aportó excelentes canastas puntuales. Tan perfecta comunión destilaba el Caja Laboral que Katsikaris pidió enseguida un tiempo muerto para frenar el paseo que se estaba dando el cuadro vitoriano.
BIZKAIA BILBAO 88 - CAJA LABORAL 93
Bizkaia Bilbao: Jackson (15), Blums (9), Mumbrú (13), Banic (16) y D'or Fisher (12) -cinco inicial-; J. Fisher (3), Vasileiadis (8), Grimau (12), Kakiouzis (0) y Mavroeidis (0).
Caja Laboral: Heurtel (8), Oleson (23), San Emeterio (18), Teletovic (7) y N. Bjelica (3) -cinco inicial-; Ribas (14), Prigioni (0), Dorsey (3), Seraphin (13) y M. Bjelica (4).
Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Antonio Conde y Benjamín Jiménez. Sin eliminados.
10.000 espectadores en el Bilbao Arena. El Caja Laboral jugará hoy (18.00, Teledeporte) la final contra el vencedor del partido de anoche, Regal Barcelona-Real Madrid.
Otra pareja para el recuerdo es la de Teletovic y el gran, en sentido literal y figurado, internacional francés Seraphin, que maniató a Grimau, uno de los nuevos y desactivados platos fuertes que ayer estrenaba el Bizkaia. Al filo del final del primer cuarto, la ventaja de los visitantes era ya de 14 puntos y amenazaba con crecer con prisa y sin pausa. Un San Emeterio en plenitud demostró que los nuevos, por buenos que sean, que lo son, no pueden hacerle sombra.
Antes del descanso, el Bizkaia supo que debía defenderse mucho más duro, pero sus esfuerzos fueron vanos. El Caja Laboral estaba muy fino y jugaba con el alma más que con el cuerpo. Katsikaris decidió sacar a Mumbrú en busca de un reactivo urgente, ya que a mitad de la segunda parte el Bzkaia solo había metido cuatro canastas y algunos tiros libres. El choque evidenció que el equipo alavés tiene un sentido del juego mucho más maduro que el de los bilbaínos.
La segunda parte del encuentro fue la crónica de una remontada que nunca llegó. Banic le hizo el boca a boca al partido con acierto y el Bizkaia recuperó los contragolpes a tiempo. La diferencia en el marcador empezó a menguar considerablemente gracias, en parte, a la magia de Jackson, pero una serie de malas decisiones técnicas en el eterno último minuto boicotearon cualquier posibilidad de triunfo local.
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