Roberto salva al Zaragoza

Tiene el Málaga un aire distinguido y juega, a ratos, muy bien al fútbol, pero le falta un punto de ambición. La mayoría de sus futbolistas, con el estómago lleno, no parecen dispuestos a jugar cada partido como si del último de sus vidas se tratase. Así, a pesar de su gran calidad, el equipo andaluz sufre en encuentros ante rivales incómodos, de menos talento, pero mucho más corazón, caso del Zaragoza al que visitó anoche en La Romareda.

Manuel Pellegrini va configurando un conjunto y tiene situado al Málaga en la zona alta de la clasificación, la que mira a las competiciones europeas,pero no puede evitar que a veces desprenda un aire artificial, algo viciado, sin ese punto de pimienta y hambre que se exige a los más grandes. Jugadores como Joaquín, Baptista o Cazorla alargaron demasiado sus apariciones, algo que agradeció mucho el Zaragoza. No obstante, si algún equipo mereció llevarse ayer los tres puntos ese fue el blanquiazul.

A los jugadores de Pellegrini les falta hambre, un punto de ambición

El Málaga dominó más, pero abusó de la posesión del balón y pareció siempre más de lo que realmente fue. Hasta el minuto 90. Un jugadón de Izco por la banda derecha acabó en un preciso centro a Seba. El remate de cabeza del uruguayo fue salvado por el portero Roberto con un paradón excepcional que acabó por dar un punto a su equipo.

El Zaragoza, al que se anuló un gol legal en el minuto 61, ya que fue inexistente el fuera de juego de Hélder Postiga, acabó por aceptar el empate al llegar al tramo final muy cansado, fase en la que el Málaga intensificó su dominio y mereció ganar con la comentada ocasión de Seba abortada por Roberto.

Quizás por esa indefinición, el Zaragoza, con la cuarta parte del talento de su adversario, sobrevivió a un primer tiempo en el que el Málaga ofreció fogonazos de enorme altura. Un pase de Joaquín a Van Nistelrooy, fantástico, dejó solo al holandés ante Roberto, que salvó el gol que ya se cantaba del delantero.

Poco más ofreció el partido, anestesiado por el lento ritmo del Málaga y solo avivado por el Zaragoza gracias a las veloces internadas de Juan Carlos. El extremo procedente de la cantera del Madrid puso en muchos apuros a Sergio Sánchez.

Mejoró el Málaga en la segunda mitad de la contienda. Joaquín, intermitente pero peligroso, avisó en un par de internadas por la derecha y el Zaragoza se fue desinflando de manera paulatina. Marcó Postiga, pero el asistente creyó ver fuera de juego en una acción bastante complicada para él. Llegó el paradón de Roberto y el encuentro acabó en empate ante la evidente falta de gol de los locales y la sangre de horchata de un Málaga de buenas hechuras, pero carente de la necesaria maldad.