"Los que hemos venido a trabajar lo hacemos por motivos económicos"
En el colegio de Ponte Caldelas secundó la protesta el 70% de los docentes
El bullicio habitual en la hora de entrada a clase no se repitió ayer en el colegio de Ponte Caldelas (Pontevedra), donde los autobuses que recogen a diario a los niños de este municipio rural de 6.500 habitantes aparecieron por la mañana con muchos menos escolares de los habituales. Solo nueve de los 29 docentes del Centro de Educación Infantil e Primaria Manuel Cordo Boullosa acudieron a sus puestos en la escuela, lo que supone un 70% de seguimiento.
El conserje, en la puerta, inclinaba la cabeza: "Hombre, alguien sí que vino". Pero el patio y la sala de profesores permanecían vacíos mientras un técnico, caja de herramientas en ristre, buscaba sin éxito al director, ocupado en atender a los alumnos. Tras un pasillo lleno de clases vacías se oyen unos ruidos infantiles. Allí está Mari Carmen, profesora en uno de los primeros cursos, que asegura que el sentir del profesorado es común. "Solo estamos nueve de 29, y los que vinimos lo hemos hecho por motivos económicos. No puedo renunciar al salario, ni estoy por regalárselo a Educación", cuenta mientras abotona mandilones a los niños. La asistencia de los escolares también es inferior a la habitual. Muchos de los padres ya estaban avisados, después de que una reunión del claustro constatase que el seguimiento de la huelga iba a ser elevado.
La de este colegio no fue, sin embargo, la tónica habitual en los centros de enseñanza de la zona. En el propio instituto de secundaria de Ponte Caldelas, situado a poco más de 100 metros del de Primaria, tan solo 10 de los 42 profesores decidió secundar el paro. Según una de las profesoras, la menor asistencia se debió a la desconfianza creciente hacia los sindicatos. "Muchos ya llevamos años trabajando más horas de las que nos toca. El discurso hasta nos perjudica... Quizás en Madrid, con Esperanza Aguirre, se nota más", cavila. Añade que algunos de sus compañeros se desplazaron a Santiago para la manifestación del martes y con ese gesto se dieron por satisfechos.
En varios centros de la comarca se destila de los testimonios de los profesores que el descontento por las condiciones laborales cada vez más precarias existe, pero que muchos ya no confían en la fuerza de la movilización social para forzar cambios en las políticas, y se sienten incluso cohibidos por los prejuicios sobre el supuesto poco trabajo del profesor. Un miembro del equipo directivo del instituto de Tenorio (Cotobade) señala directamente a "la presión de la opinión pública" como causa de la baja participación. Solo dos de los 17 profesores faltaron ayer. Otros buscan presionar por otros medios, como negarse a organizar actividades extraescolares. De nuevo surge la justificación económica. "Parece que el Gobierno está esperando que haya huelga para ahorrarse esos salarios, y mucha gente no acude porque entiende que si el seguimiento no es masivo no tendrá repercusión", afirma.
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