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Reportaje:

La resurrección de Arouna Koné

El delantero del Levante marca en la Liga cuatro años después y supera una etapa en el Sevilla marcada por las graves lesiones

Rafael Pineda

Arouna Koné (Anyama, Costa de Marfil; 1983) era muy querido en la ciudad deportiva del Sevilla. Sus compañeros celebraban su bondad, no exenta de alguna que otra excentricidad, así como lo bien acompañado que llegaba a las instalaciones del club, siempre con algún primo o amigo al que tenía acogido en su casa del Aljarafe sevillano, la misma que tenía repleta de camisetas de jugadores africanos, como Drogba, Vieira y Eto'o, a los que idolatra. No resultaba raro verle por Sevilla ataviado con la vestimenta tradicional de su país, Costa de Marfil, como tampoco lo es que cumpla a rajatabla con el Ramadán, precepto básico en su condición de musulmán, así como la abstinencia alcohólica.

"Sabía que el fútbol me iba a dar otra oportunidad. Volveré a ser el que era", dice
"Al Sevilla no quiero volver. No me dieron la oportunidad de triunfar"

"Era un espectáculo verlo en acción en Holanda. En carrera resultaba imparable", recuerdan en la secretaría técnica del Sevilla, club que lo fichó del PSV en 2007 a cambio de 12 millones de euros. Es el segundo fichaje más caro, tras Negredo (17), en la historia de la entidad andaluza, donde vivió muchos sinsabores y la desgracia de pelear con dos graves lesiones. En agosto de 2008 sufrió la terrible tríada (rotura de todos los ligamentos de la rodilla y menisco) en un partido amistoso con su selección y en la primavera de 2010, estando cedido en el Hannover, su rodilla volvió a resentirse de gravedad. Incluso este verano, antes de marcharse cedido al Levante, le tocó sufrir un extraño caso de convulsiones que le tuvo en el hospital cinco días.

Petición expresa de Juande Ramos, entonces en el banquillo del Sevilla, Koné había marcado su último gol en la Liga española en la temporada 2007-08, en concreto en la quinta jornada, el 25 de septiembre de 2007, ante el Espanyol. Casi cuatro años después, el derechazo con el que batió a Casillas premió su dedicación por seguir siendo futbolista. "Sabía que el fútbol me iba a dar otra oportunidad. Volveré a ser el que era, pero ahora con más madurez. Pienso que puedo dar más de lo que demostré en Holanda", señala Koné.

El Levante le ha concedido, quizás, la última oportunidad. El conjunto granota, angustiado por una delicada situación económica, se tuvo que desprender de su delantero estrella, Caicedo, quien había tenido un papel principal en la holgada salvación de la pasada temporada, con 13 goles. "Esperamos que Koné pueda alcanzar el nivel de Caicedo, que era un proyecto de jugador cuando lo firmamos. Koné es un futbolista más consolidado y deseo que saque todo el fútbol que lleva dentro", afirmaba ayer Quico Catalán, presidente del Levante, en una entrevista digital en Eurosport. "El Levante es un equipo más pequeño que el Sevilla, funciona como una familia y me han recibido muy bien", añade Koné.

Como por arte de magia, ha recuperado la misma ilusión que hizo que con 18 años emigrara desde su Costa de Marfil natal hasta Bélgica. En 2002 fichó por el Lierse, club de la Primera División en el que despuntó con su fútbol veloz y potente. Roda y PSV (con el que ganó dos Ligas) conocieron a ese delantero explosivo que nubló la mente de Monchi, el director deportivo del conjunto andaluz, y de Juande Ramos, el técnico cuando fue fichado. El Sevilla no se resigna a perderlo. Paga parte de su ficha y se ha guardado la posibilidad de renovar su contrato, que acaba en 2012, si explota en el Levante. Koné, sin embargo, no piensa en el regreso: "Se lo dije a Monchi y no quiero volver. Nunca me dieron la oportunidad de triunfar en el Sevilla".

Koné salta de cabeza junto a Pepe.
Koné salta de cabeza junto a Pepe.JAIME REINA (AFP)

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