El banco se queda con algunas 'joyas' de la caja
La entidad que preside Castellano se queda con el cine Fraga de Vigo

Como en un matrimonio de ricos, trasladar el negocio de la caja fusionada a Novacaixagalicia Banco ha provocado una gigantesca separación de bienes. La entidad que preside José María Castellano desde hace unos días se ha quedado con algunas joyas de la abuela, como el cine Fraga en Vigo, un edificio de mediados del siglo pasado, de 7.000 metros cuadrados, situado en el centro. Su reforma, proyectada por el arquitecto César Portela y presupuestada en 24 millones de euros, parece que no se acaba nunca. La fusión entre Caixa Galicia y Caixanova unida a algunos problemas de la empresa constructora han ido posponiendo la inauguración, prevista para diciembre del año pasado.
En el patrimonio del nuevo banco también figura el centro social de la plaza de Cervantes de Santiago, procedente de Caixanova, que fue presentado durante el Xacobeo como "un sueño hecho realidad", por el entonces presidente y hoy copresidente de la caja, Julio Fernández Gayoso. La caja se lo compró a su filial, el Banco Gallego, en 2006.
Es un inmueble de finales del siglo XIX totalmente renovado. Andando está a pocos minutos del Palacio de los Condes de Gimondi (antiguos almacenes El Pilar), y de la sede de la Fundación Caixa Galicia, de casi 2.000 metros, situada en la Rúa do Vilar. Los dos últimos seguirán en manos de la caja.
El cine Fraga y el centro Cervantes son quizá los más llamativos, pero en la lista hay una treintena de locales menores y otras perlas. Óleos de Picasso, Kandinsky, Juan Gris, Fernand Léger, Joan Miró, Salvador Dalí o Marc Chagall, que componen la colección de arte que pertenecía a Caixa Galicia, están ahora en el inventario de NCG Banco. Las últimas piezas, adquiridas por un tiempo limitado, proceden del patrimonio de un promotor inmobiliario vasco que las cedió como garantía de una deuda de 50 millones contraída con la caja. En sus orígenes, la muestra estuvo centrada en artistas gallegos y poco a poco se fue internacionalizando. La que sí permanecerá en la antigua entidad de ahorro es la colección de Caixanova, formada por 1.200 obras, que se presenta como la más importante de artistas gallegos. Ahí están los Laxeiro, Menchu Lamas, Quesada o Din Matamoro.
Fuentes de la plantilla creen que el banco también heredará la sede de Madrid, un edificio de 5.000 metros y seis plantas situado en la Gran Vía. Aún así, el ingente -no tiene otro nombre- patrimonio inmobiliario de la obra social de Novacaixagalicia, con un centenar de centros, seguirá donde estaba. "Puede llegar a convertirse en una auténtica patata caliente", asegura una fuente interna. "Lo que antes se pagaba con el beneficio de dos cajas de ahorros ahora se abonará con lo que rinda el 15% de la suma de ambas". En los cálculos optimistas, los rendimientos de su participación en el banco se limitarán a medio plazo a unos 25 millones anuales. Aunque por ahora no se verá ahogada. Hasta 2013 tendrá un colchón de 95 millones procedente de remanentes no ejecutados en años anteriores.
¿Y después? El plan que está esbozando la institución contempla ventas y cesiones de espacios a otras instituciones a cambio de que paguen el mantenimiento. Eso al margen de una nueva política, menos centrada en la subvención de espectáculos y más asistencial. "Hasta ahora había que buscar con lupa a un ayuntamiento gallego que no pagase sus fiestas o eventos varios con ayuda de las cajas. Eso se acabó", señala un directivo.
Además de gigantescas sedes nobles, NCG tiene centros culturales, edificios educativos, bibliotecas, clubes de jubilados, salas de exposiciones, puntos de atención a inmigrantes, guarderías y residencias de estudiantes. La reconversión será muy dura para Galicia teniendo en cuenta que el año pasado sólo La Caixa y Caja Madrid superaron en dotación a Novacaixagalicia, que invirtió, según la memoria de la CECA, 86 millones. "Hay que buscar mucho para encontrar un ayuntamiento gallego que no patrocine su programa cultural o deportivo a través de Novacaixagalicia", recuerda un empleado. "Esos tiempos de abundancia se acabaron". También lo que algunos llamaron "obra social del ladrillo".
Aunque la resaca de una época que difícilmente se reeditará continúa. Este martes se inaugura en Santiago un nuevo centro en la calle Preguntorio. En Vigo, los directivos disfrutarán del último lujo: una espectacular y moderna cubierta sobre sus despachos.
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