El Málaga es una orquesta

Con una plantilla de recursos limitados, el Mallorca de Laudrup está hoy muy lejos del fútbol de toque que predica su técnico. Ayer ese estilo correspondió al Málaga de los petrodólares. Lo hizo con maestría. Pesaron en el partido los cientos de millones de diferencia en el presupuesto de ambos equipos, pero no hay que restarle méritos a Manuel Pellegrini, que a partir de individualidades parece haber conjuntado con éxito una buena orquesta.

Con naturalidad, ante un rival al que la pelota le duraba un suspiro, el equipo andaluz tomó el mando muy pronto. El disparo de Van Nistelrooy a la cruceta, poco antes del cuarto de hora de partido, metió miedo a Son Moix. Durante largos tramos, el encuentro se convirtió en un monólogo de los albicelestes.

Con Van Nistelrooy arriba, la sensación de peligro fue permanente

Con Cazorla cayendo hacia el interior, el juego del Málaga evolucionaba de banda a banda a través de combinaciones que encontraban en Joaquín y Baptista una punta extra de velocidad y potencia. Con Van Nistelrooy esperando arriba para pescar algo, la sensación de peligro era permanente. Después de una de sus aceleraciones, Joaquín desmontó a la defensa con una bicicleta y miró atrás para que Cazorla enganchara una volea. Aouate la sacó con los pies. Fue el preludio del gol, que llegaría en la siguiente jugada, a balón parado y con un golpe de suerte. Demichelis se avanzó a la zaga para cabecear una falta botada por Cazorla y, cruzándose ante el portero, Cáceres desvío el balón a la red.

Se quejaba Laudrup en la semana inaugural del curso de que su equipo solo tiene capacidad para marcar un gol por partido, "así que, si nos marcan dos, ya hemos perdido". Al Málaga le bastó con marcar uno, y no logró más de puro milagro. Los cambios revelaron la escasa confianza del entrenador danés en los dos jugadores que llegaron este verano para reforzar el ataque balear: a medio partido, Alfaro y Hemed se fueron a la caseta para dejar su lugar a dos reservas habituales del curso pasado como Aki y Casadesús. Tras el descanso, el Mallorca se esmeró en el ejercicio de una presión algo más ordenada que logró frenar el vendaval malaguista.

Necesita mejorar, y mucho, el Mallorca. Le bastó con acertar una al Málaga, al que solo se le puede reprochar el bajón de ritmo de la segunda mitad y una cierta ineficacia de cara al gol.