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El agravamiento de la crisis | Las discusiones sobre Grecia

Geithner viaja a Europa para buscar una solución a la crisis griega

Merkel ve prioritario evitar la quiebra descontrolada de Atenas - Salgado quita hierro a las palabras de Obama sobre los problemas de España e Italia

Estados Unidos -y los países emergentes- salen al rescate de la crisis europea. En un viaje sin precedentes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, anunció ayer que asistirá el próximo viernes a una reunión de los ministros de Economía de la UE en Wroclaw (Polonia) para tratar de encontrar una solución estable al incendio fiscal en Grecia, al borde de la suspensión de pagos. La implicación de Washington en los asuntos europeos es un reflejo tanto de la incapacidad de la UE para resolver sus problemas como de la preocupación en el otro lado de Atlántico de los riesgos de contagio por la inestabilidad en el Viejo Continente. Europa sigue sin avanzar: los mercados europeos vivieron ayer otra jornada de confusión, con la volatilidad en máximos. El mero anuncio de un comunicado conjunto francoalemán, que finalmente no se produjo, sirvió de alivio momentáneo.

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La preocupación de Estados Unidos ya había quedado patente con las manifestaciones de su presidente, Barack Obama, quien manifestó que Grecia "es la mayor preocupación inmediata". Con un recado para Madrid y Roma: para el líder estadounidense, el mayor problema es "lo que ocurrirá con España e Italia si los mercados mantienen los ataques a estos países verdaderamente grandes". La vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, quitó hierro a esas palabras al señalar que "lo que ha querido decir es que hay que evitar el contagio", a preguntas de los periodistas en el Senado. Ante las dudas que despierta la gestión de la crisis al otro lado del Atlántico, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, insistió en que "ningún país de la eurozona quedará desguarnecido ante sus dificultades; se hará todo lo necesario para evitar un impago".

Geithner acudirá a Wroclaw invitado por el Gobierno de Polonia, que ostenta la presidencia de turno de la Unión. La crisis fiscal será una parte importante del debate, pero no es el único problema que suscita el interés de Estados Unidos: tras el reciente anuncio de una nueva ronda de estímulos para evitar recaer en la recesión, el secretario del Tesoro discutirá con sus homólogos europeos los esfuerzos para contribuir a un plan de reactivación de la economía mundial, ante la amenaza de recaída en la recesión. La Casa Blanca persigue también lograr la cooperación europea en lo referente a la reforma de la regulación financiera, que a pesar de las promesas del G-20 apenas ha avanzado desde el inicio de la crisis.

Europa y sus mercados siguen en ebullición por todo el vendaval que procede de Grecia. La reunión del Ecofin del viernes y sábado en Polonia deberá servir para "superar los obstáculos pendientes" en el segundo plan de rescate a Atenas, según manifestó el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn. De momento, esos obstáculos dominan el día a día de los inversores: las Bolsas y la deuda pública vivieron ayer otra jornada errática, tras un lunes tormentoso dominado por las crecientes probabilidades de que Grecia se vea abocada a la suspensión de pagos. Este pesimismo ha sido alentado en buena parte por las declaraciones de los últimos días del ministro de Economía alemán, Philipp Rösler, y otros altos responsables germanos, que han llegado a afirmar que una bancarrota en Atenas debe dejar de ser tabú. La canciller alemana, Angela Merkel, intentó reconducir la situación al reclamar el cese de ese guirigay de declaraciones, en el que paradójicamente destacan sus propios ministros. "La prioridad absoluta es evitar una suspensión de pagos incontrolada porque esto no afectaría solo a Grecia: el riesgo de que afecte a muchos otros países es muy elevado", dijo Merkel.

Y sin embargo sigue habiendo voces discordantes. El presidente de la autoridad de los mercados financieros en Francia, Jean-Pierre Jouyet, predijo "una reestructuración más pronunciada de la deuda griega"; es decir, que los acreedores de Atenas deberán pagar una mayor parte de la factura de lo previsto. Según el acuerdo de la cumbre europea del pasado 21 de julio, las pérdidas que los bancos acreedores se comprometieron a asumir ascendían a 50.000 millones de euros hasta 2014 (un castigo que supone en torno al 21% de sus inversiones). Las cifras podrían ahora elevarse.

Merkel desmintió la publicación de un comunicado conjunto francoalemán sobre la crisis griega. Y aun así ese simple rumor bastó para que los principales parqués de Europa registraran subidas del 1% al 2%, con fuertes revalorizaciones en los bancos, muy castigados en los últimos días. El Ibex se fue aún más arriba, hasta el 2,5%.

Fuentes próximas al Gobierno griego anunciaron que Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, mantendrán hoy una teleconferencia para analizar la situación. También hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI) debatirá en Washington la evolución del plan de ajuste y de las reformas de Grecia, en una sesión que se adivina fundamental para el futuro de los créditos a Atenas. El FMI y la UE deben decidir en las próximas semanas si conceden a Grecia el sexto tramo de ayudas, que asciende a 8.000 millones. Estaba previsto que esos fondos llegaran en septiembre, pero Rehn confía en que estarán listos para mediados de octubre.

Paralelamente, Bruselas envió ayer una misión de expertos a Atenas para prestar asistencia a las autoridades griegas y acelerar la absorción de 7.700 millones correspondientes a "proyectos durmientes", según el portavoz del Ejecutivo comunitario, Olivier Bailly. No hay mucho margen: el dinero debería llegar a Atenas en cuestión de semanas. Grecia prevé despedir a 200.000 funcionarios de 150 empresas públicas hasta 2015 -3.500 de ellos este mes- y acaba de anunciar un nuevo impuesto a los propietarios de viviendas y un recorte de sueldo para altos cargos. La profundidad de su recesión, superior al 5% del PIB, amenaza la meta de déficit y siembra dudas en los mercados, incluso en sus socios europeos y en el FMI. El tiempo apremia: el Ejecutivo griego solo puede pagar pensiones y nóminas hasta octubre. Más allá de ese plazo, solo hay incertidumbre. Lo que menos les gusta a los temidos mercados.

Angela Merkel, en una conferencia de prensa celebrada ayer en Berlín.
Angela Merkel, en una conferencia de prensa celebrada ayer en Berlín.MAURIZIO GAMBARINI (EFE)

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