La ciencia tumba la gestión del 'Prestige'
Científicos diseñan un método para que los políticos tomen decisiones racionales si naufraga un petrolero - El modelo concluye que en 2002 el buque debió ir a puerto
El Prestige regó de fuel el Atlántico durante seis días sin que la ciencia pudiera abrir la boca. Una consulta verbal con tres ingenieros navales y la orden "¡cojan el barco y sepárenlo de la costa hasta que se hunda!", pronunciada por un alto cargo del Ministerio de Fomento dos horas después de recibir la señal de alarma, sirvieron de aval científico al Gobierno de Aznar para descartar el remolque del buque a un puerto y enviarlo mar adentro, en una penosa y contaminante travesía. Nueve años después, tres investigadores del CSIC, del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y de la Universitat Politècnica de Catalunya han diseñado un modelo científico que calcula en poco tiempo cuál de estas dos opciones es la menos costosa (ambiental y económicamente). Su aplicación al caso del Prestige es rotunda: alejar el petrolero fue un error que no se debería repetir.
Galicia carece de un plan para atender a la fauna afectada por un desastre así
Ahora que uno de los responsables de aquella gestión, Mariano Rajoy, opta a ser presidente del Gobierno, la revista Scientia Marina, editada por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, ha publicado un artículo que proporciona a los políticos un esquema "racional" con los pasos a seguir si un petrolero naufraga junto a la costa. El método les revela los datos objetivos que tienen que recabar (meteorológicos, oceanográficos y químicos, entre otros) y las ecuaciones con las que los técnicos a su cargo deben tratar esa información. Las autoridades podrán así determinar cuál es la decisión más acertada con un buque en peligro -llevarlo a puerto o alejarlo de la costa-, en función del tipo de carga, la posición del barco, las corrientes marinas, la fuerza y dirección del viento y las características del litoral amenazado.
La metodología elaborada por Antonio García-Olivares (Instituto de Ciencias del Mar del CSIC), José Luis de Pablos (Ciemat) y Rafael Madrigal (Politècnica de Catalunya) se basa solo en datos "que se puede esperar estarán disponibles en los primeros instantes de una crisis por vertido". En pocas horas, los gobernantes tendrán sobre la mesa una evaluación concreta de la magnitud de los costes económicos y ecológicos que tendrá alejar o acercar el petrolero a la costa.
Si el Gobierno de Aznar hubiera aplicado esta metodología científica cuando el 13 de noviembre de 2002 el Prestige envió un SOS frente a cabo Fisterra, los datos objetivos le hubieran recomendado llevar el barco a puerto para evitar daños devastadores en el litoral. Los cálculos sobre la persistencia en el mar del viscoso fuel que llevaba el buque y la dirección que seguiría el vertido de las primeras horas ya auguraban, señalan los investigadores, que varios cientos de kilómetros de costa iban a ser emponzoñados. Y las fórmulas matemáticas que comparan los gastos en limpieza de esta importante afección al litoral con los derivados de confinar el buque en un puerto concreto concluyen también que en el primer caso serían mucho mayores. Los autores de la investigación, titulada Conduciendo al Prestige mar adentro. Un análisis independiente, destacan que su metodología permite "usar solo parámetros científicos para obtener una rápida estimación de la magnitud de los costes asociados a las diferentes decisiones" que los políticos deben tomar a la hora de gestionar los naufragios de petroleros cerca de la costa.
Los investigadores hacen hincapié en dos graves carencias que dificultaron la gestión de la marea negra de 2002 y que hoy en día no se han subsanado. Galicia carece de un plan especial para atender a la fauna afectada por una catástrofe de esa magnitud y la falta de coordinación entre los equipos que salieron al rescate de las aves petroleadas por el fuel de Prestige provocó que muchas de ellas llegasen al centro de atención demasiado tarde para salvar la vida. La falta de un puerto refugio convirtió asimismo la decisión de llevar el buque a tierra en una patata lo suficientemente caliente para escocer las manos de los gobernantes de entonces y de ahora.
Ferrol, el mejor refugio
El estudio de los investigadores del CSIC, del Ciemat y de la Politècnica de Catalunya concluye que el Prestige debió ser remolcado al puerto de Ferrol en vez de emprender un rumbo errático de seis días por el Atlántico. Los científicos se decantan por la dársena ferrolana y descartan las otras dos infraestructuras que en Galicia tienen un calado suficiente para acoger al petrolero capitaneado por el griego Apostolos Mangouras, es decir, los puertos de A Coruña y Vigo. La mayor población de estas dos últimas ciudades y la proximidad de la segunda al Parque Nacional das Illas Atlánticas llevan a los autores de la investigación a elegir Ferrol como mejor puerto refugio posible.
García-Olivares, De Pablos y Madrigal incluyen ecuaciones que evalúan el riesgo ambiental que, por la situación del primer vertido del Prestige y las condiciones meteorológicas y oceanográficas, corrían valiosos parajes como el Parque Nacional das Illas Atlánticas, las dunas de Corrubedo o, incluso, el parque de Santoña, en Cantabria. Y concluyen que ya en los primeros momentos las predicciones, en cualquiera de las hipótesis, eran "catastróficas" para los enclaves gallegos, y entre "catastróficas" e "inaceptables", según los escenarios planteados, para la zona protegida cántabra.
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