Un sabotaje provoca un vertido que vuelve a cerrar la ría coruñesa
El vertido, intencionado, coincide con la reapertura de la ría cinco años después
"¿Y ahora qué, Rosiña?". La desolación marcaba el tono de la pregunta con la que una mariscadora saludó ayer a la conselleira do Mar, Rosa Quintana, a su llegada a la ría coruñesa de O Burgo. Apenas tres horas duró la campaña de marisqueo que comenzaba ayer, la primera en cinco años de parada forzada por la fuerte contaminación de las aguas. Un vertido de unos 33.000 litros de queroseno en la lengua final del estuario, aguas arribas del puente romano de O Burgo, arruinó las primeras expectativas desde 2007 de volver a faenar en parte de la castigada ría de A Coruña y obligó a decretar, de nuevo, su cierre total.
Su reapertura dependerá de la evolución de la mancha con las sucesivas mareas, del impacto en los bivalvos del combustible y de que funcionen las barreras flotantes instaladas por la Xunta. El objetivo es frenar la contaminación, embalsar en la medida de lo posible el vertido y evitar que pase, del otro lado del puente romano, a la entrada de la ría, la zona en la que desde hace bien poco el marisco volvía a ser apto para su consumo en fresco.
Cámaras de la AP-9 grabaron cómo se abrieron las válvulas de un camión
No fue un accidente, sino un acto intencionado, concluyó la Guardia Civil. Alguien, en un acto de sabotaje o en un intento de robo, según las hipótesis de los investigadores, abrió sobre la una de la madrugada de ayer la válvula, de difícil y compleja manipulación, de un camión-cisterna aparcado en un área de servicio de la autopista del Atlántico (AP-9). Transportaba 36.400 litros de queroseno, destinado a abastecer los aviones del cercano aeropuerto de Alvedro. En las cámaras de seguridad, aparece la figura de un hombre, aunque imposible de identificar, manipulando las válvulas del camión. Los investigadores esperan que las imágenes que capta la autopista permitan aportar más datos sobre la autoría de lo que los alcaldes de A Coruña, Cambre, Culleredo y Oleiros, movilizados en bloque, se apresuraron a definir de "atentado ecológico".
La coincidencia de este vertido con el inicio de la primera campaña marisquera en cinco años es "demasiada casualidad", coincidían en reseñar tanto mariscadores como autoridades, que sobre las dos de la tarde se citaron a pie del puente romano de una ría que, con la marea baja, aparecía teñida de negro. Y pese a haber pasado ya 12 horas del inicio del vertido, el olor a hidrocarburo era fortísimo y persistente.
El queroseno, que flota en el agua y no es volátil, fue llegando a la ría durante toda la noche. El conductor del camión no se percató del desastre hasta las ocho de la mañana y dio la alerta. Los bomberos de Arteixo lograron contener en una poza entre 3.000 y 4.000 litros. Pero el resto, unos 33.000, fueron a parar, a través de la red de canalización de pluviales, hasta el río Pelamios y de allí directamente a la ría de O Burgo, en su lengua final. Las administraciones estatal, autonómica y locales, bajo el paraguas de la Consellería de la Presidencia, desplegaron medios y efectivos que trabajaron todo el día y la noche para tratar de evitar que el combustible se expanda. Y sobre todo, que llegue hasta los arenales donde, el 26 de septiembre, estaba previsto empezar la primera extracción en cinco años de almejas y berberechos de la ría coruñesa para su consumo en fresco. Nadie sabe si las mariscadoras de a pie podrán volver a faenar. Ni los de a flote, que ayer nada notaron, salvo el fuerte olor, durante las tres horas escasas, de las 8 a las 11 horas, que pudieron trabajar. "Las aguas corrían limpias en el puente de A Pasaxe", corroboró el patrón mayor, Manuel Cao.
Costará una semana o más obtener los resultados de los análisis que determinarán si el combustible afectó al marisco. El punto positivo, según explicó la directora del Instituto Tecnológico del Mar (Intecmar) a los profesionales, es que "se trata de una ría muy caracterizada, en la que sabemos perfectamente el nivel de hidrocarburos" que tenía antes del vertido. El interrogante sobre lo que ocurrirá con las sucesivas mareas, que en esta época del año son las más vivas, se mantiene intacto.
Marineros desesperados
Desesperación, aunque aminorada por la resignación que da la costumbre entre los mariscadores. Y lamentos entre los muchos vecinos que durante toda la jornada acudieron al paseo marítimo de O Burgo para comprobar el vertido que azotó ayer la ya habitualmente muy contaminada ría coruñesa. "Ya teníamos los lodos, fecales, furtivos y ahora esto", se lamentaba el presidente de los mariscadores a flote. Son 44 profesionales a bordo de 38 embarcaciones los que ayer vieron cómo se arruinaban sus esperanzas de volver a faenar por primera vez desde 2006.
Otras 90 mariscadoras de a pie también tiemblan por su futuro. "Puede que haya una gran mortandad", vaticinó el patrón mayor de A Coruña, Manuel Cao. Y que toda la ría de O Burgo vuelva a ser declarada zona C, es decir, que su marisco solo sirva para cocederos, no para su consumo en fresco. Con la pleamar de las seis tarde de ayer, el queroseno conseguía filtrarse en muy pequeñas cantidades a través de las barreras flotantes. En las playas cercanas de Santa Cristina, Santa Cruz y Oza se izó la bandera amarilla de prealerta por la contaminación.
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