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Reportaje:CICLISMO | Vuelta a España

Por fin, un 'sprint'

Sagan consigue su segundo triunfo de etapa tras aprovecharse del trabajo de sus rivales del equipo Leopard

Tanto subir, tanto bajar, tanto escaparse para ser detenido, tantas cumbres pobladas y tantas peladas, tantos secarrales y tantos bosques, tanto calor y un poco de agua, tanto ir y venir y resulta que a la Vuelta le faltaba un sprint clásico, demoledor, vertiginoso.

Se sabe que en este país los sprints parecen un premio menor, el final del crucigrama que otros no han sabido o podido resolver. Pero el sprint es una disciplina tan ciclista como cualquiera. Vale que se recorren 167 kilómetros, como ayer, para decidir la batalla en 200 metros. Vale que parece tiempo perdido, especialmente para los habituales intrépidos de la ruta (ayer, Maté, Roldán, Hansen y Pydgornyy) que son cazados cuando más duele, a seis kilómetros de la meta. Algo así como si te detienen a cinco pasos de la frontera cuando estás huyendo. Vale lo que sea, pero una gran carrera necesita un buen sprint.

Nibali enfila su mano a mano con Wiggins en Asturias. De ahí saldrá el ganador

A Peter Sagan, un mozalbete de 21 años, le correspondió el honor de ganar el primer sprint ortodoxo de la carrera. Había habido otro, en Orihuela, cuando ganó el australiano Sutton, pero fue en un sprint anárquico, motivado por el inesperado ataque de Cancellara, aún pletórico. No se cumplieron los cánones que marcan el orden de trabajo para preparar un sprint de toda la vida. Luego, Córdoba tuvo una llegada inesperada, con cuatro liquigas atacando en el descenso, pero con el lastre de Lastras pegado a la fuga que obligó a Sagan a ganar una etapa reservada para que Nibali sumara la bonificación.

Ningún sprint había salido como estaba previsto. El de ayer en Pontevedra era uno clásico, pero escondía un secreto. No siempre gana el que mejor lo prepara. El Leopard lo hizo cumpliendo todas las órdenes, con Cancellara enseñando sus galones, disparando los pedales para que Bennati rematase al adversario. Pero... de entre la muchedumbre surgió el joven insolente, el eslovaco Sagan, como un cohete. Solo, entrometido en el galimatías del Leopard, agarró la rueda de Benatti y únicamente la soltó cuando bajo el párpado alcanzó a ver la línea de meta. Bennati, agotado, le vio pasar.

Sagan tiene pinta de sprinter que puede aspirar a cotas más altas. Atrevido y poderoso, deberá esperar a liberarse del mandato de Nibali, su jefe, que ahora enfila su último mano a mano con el líder, Wiggins, el fin de semana en Asturias. De ahí saldrá el ganador de la Vuelta. Mientras tanto, el joven eslovaco ya ha metido dos victorias parciales en la buchaca. El sprint se reivindicó en Pontevedra, adonde llegaron desde Ponteareas, la tierra de los hermanos Delio y Emilio Rodríguez (y de Álvaro Pino). Delio ganó una Vuelta, cosechó 39 victorias de etapa y batió el récord de velocidad de la carrera. Su promedio fue de 27,240 km/h. Ayer se rodó a 41 km/h. Pero han pasado 66 años. En realidad, ¿quién fue más rápido?

Peter Sagan celebra su triunfo.
Peter Sagan celebra su triunfo.FÉLIX ORDÓÑEZ (REUTERS)

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