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Reportaje:

12 novias para Clesa en Caldas

Varias cooperativas tantean la compra

Una docena de cooperativas lácteas están interesadas en comprar la fábrica de la familia Ruiz-Mateos en Caldas de Reis. "Están analizando los estudios de viabilidad de la planta, la aportación económica que habría que realizar y en qué condiciones", aseguró ayer el director de la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias, Higinio Mougán. "Es una propuesta que realizaría el sector privado, pero dentro de ese análisis estudian los apoyos oficiales que puedan tener", detalló el directivo.

En el sector cada vez suena más fuerte la idea de que Feiraco, una de las integrantes de la asociación, pueda encabezar el proyecto para recuperar los productos de Clesa, ya casi desaparecidos del supermercado. Le acompañarían las cooperativas que se quedaron fuera de Alimentos Lácteos. La cuestión es saber si la oferta se materializará antes o después de que se extingan los 150 puestos de trabajo de la factoría. El 15 de septiembre es la fecha límite que maneja la plantilla para que se resuelva la situación. "El mandato de todas las cooperativas es que se analicen las condiciones de la planta con rigor, de modo que se asegure que es viable el sostenimiento del personal", explicó Mougán.

"No queremos más especulación", reclaman los trabajadores
Lence, de Leche Río, augura el fin del sector en 2015 por la competencia

El concurso de acreedores que pesa sobre Clesa por la negligente gestión del grupo Ruiz-Mateos deja otras dos posibilidades a la fábrica de yogures gallega. Si finalmente se produce la extinción de los contratos, una única oferta podría hacerse con la planta de Caldas antes de la liquidación, como ocurrió en el caso de Alfageme con la conservera Consorcio.

En el caso contrario el proceso se dilataría aún más, hasta la liquidación y posiblemente, subasta de los bienes. "Vamos a defender nuestros puestos de trabajo porque nos sentimos parte de esta fábrica. Somos unas víctimas de la especulación, del entramados empresarial", recordó ayer la presidenta del comité de empresa, Lola Ramos. "Sé que hay mucho interés y que la Xunta está manteniendo conversaciones. Nosotros apoyaremos cualquier proyecto que no se base en la especulación".

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Uno de los pasos iniciales hacia Clesa lo dio el gerente de Leche Río, Jesús Lence, que después de mostrar interés por comprar la fábrica declaró que estaba "llena de chatarra", lo que los trabajadores interpretaron como una jugada sucia para forzar a la baja el precio.

Ayer, Lence vaticinó que a partir de 2015, cuando se suprima la cuota láctea, la leche que se produzca en España "no podrá competir con la francesa", lo que, de ser cierto, condenaría a miles de explotaciones. "Tenemos que apostar por que el ganadero gallego cobre como el francés, porque nuestros competidores en materia prima son los franceses", afirmó.

"Al ritmo que vamos, en 2015 España va a producir menos leche que en este momento, por los costes de producción, y no vamos a ser competitivos con la leche francesa. Un ganadero francés con 40 vacas y que meta 20 más no le encarece la explotación porque allí tienen exceso de forraje y aquí tenemos mucha falta". Ahondando en la misma idea, el empresario recalcó que, entre 2010 y 2011, en Francia aumentó un 14% la producción. "Eso en la cuota francesa es tanto como la cuota que tenemos en Galicia".

Los ganaderos siempre han visto en el empresario a un verdadero látigo contra los precios dignos. Él insistentemente los contradice. Ayer aseguró que paga el litro de leche incluso por encima de lo que se abona en Francia. "Hay que tener en cuenta que los precios en los cuatro trimestres son diferentes, tanto en Francia como en España. En 2010 la media que pagamos en Galicia fue casi superior a lo que cobraron los ganaderos franceses", aseguró.

En su lista de reproches, Lence negó que exista connivencia entre la distribución y la industria para marcar los precios, tal y como también mantienen las organizaciones agrarias. Y aprovechó para arremeter contra la Interprofesional Láctea (ILAC) por asegurar que los ganaderos no saben lo que cobran. "Los que nos surten a nosotros, sobre 1.600, saben que de octubre del año pasado a octubre de este año tienen un precio fijo de entre 30 y 33 céntimos. Es falso que también digan que no pueden cambiar de empresa, porque pueden hacerlo cuando les dé la gana".

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