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Azkuna: "Hay una crisis de valores"

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, pidió ayer en la Basílica de Begoña con motivo de la festividad de la Virgen de la Asunción ayuda para salir de la crisis, "que ha llevado a tanta gente a la desesperanza y a la angustia". Una situación que no es solo económica, según precisó, sino que "hay una crisis de valores" en la que se están perdiendo la humanidad, la misericordia, la solidaridad o la comprensión y crecen la ambición y la avaricia.

"La avaricia nos ha arruinado moralmente y hay miles de personas que sufren las consecuencias. No podemos crear riqueza ni empleo y las situaciones de muchas personas son cada vez más angustiosas", abundó el regidor bilbaíno.

Azkuna deseó también el fin de la violencia y del terrorismo de ETA para alcanzar una convivencia en paz y libertad. "Es hora de que este pueblo pueda convivir a través de los medios democráticos y el dictado de la soberanía popular", indicó en el discurso que pronunció durante la ofrenda floral a la Virgen. A renglón seguido, solicitó el respeto hacia todas las ideas y argumentos "por medio de la paz y la palabra".

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Igualmente, pidió la ayuda de la amatxu para "sostener los valores que siempre nos han adornado en una sociedad plural, multiétnica".

Miles de personas se concentraron en los aledaños de la basílica para seguir el acto principal de la jornada. Las misas comenzaron a las cuatro de la madrugada de ayer y continuaron ininterrumpidamente hasta las nueve de la noche de ayer. La principal, la de mediodía, abarrotó el templo, mientras otros cientos de personas trataban de escucharla desde el exterior. Minutos antes del oficio, las largas colas para tomar el ascensor que trasladaba a los peregrinos desde el Metro obligaban a un mayúsculo esfuerzo de organización.

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Hubo peregrinos de todas las edades, desde niños ataviados con camisetas del Athletic a ancianos que reconocían llevar casi 50 años asistiendo a la cita del 15 de agosto. Varios grupos de ciclistas realizaron la ascensión al templo. Algunos habían partido desde Bermeo, a casi 40 kilómetros de distancia. Casi todos ellos se concentraron alrededor de decenas de puestos que vendían flores, las tradicionales rosquillas, sidra, txakoli o estampas de la Virgen de Begoña.

Varios grupos de extranjeros, muchos de ellos turistas, habían subido al templo siguiendo las recomedaciones de ciudadanos bilbaínos. Charles y Hannah, una pareja de ingleses, aseguraban que la noche anterior les habían dicho en un bar del Casco Viejo que la visita era imprescindible.

Un grupo de belgas que portaba una bandera de la Jornada de Mundial de la Juventud asistió a la cita antes de partir hacia Madrid. Ayer afirmaban: "Los platos principales están siendo sabrosos. Seguro que el postre, en Madrid, también lo será".

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