Belleza en franquicia
Pulsazione tiene 124 tiendas en ocho países y factura ocho millones de euros
La lógica parece llevar a pensar que en tiempos de crisis las personas consideran los gastos en belleza personal superfluos y, por tanto, consumo prescindible. El crash de 1929, cuando en Nueva York se batieron récords de venta de barras de labios, demostró que esto no era así. Javier Rodríguez, que dirige (con José Manuel Vilanova y Gonzalo de Miguel) Pulsazione, una empresa dermoestética que ofrece en sus 124 centros, repartidos por España, Portugal, Colombia, Italia, Brasil, México, Argentina y Canadá, tratamientos de fotodepilación, cavitación, presoterapia y radiofrecuencia desde 25 euros, dice que también ha descubierto que el negocio funciona así, "cuando la gente entra en crisis quiere aparentar estar mejor de lo que realmente está. La estética les ayuda a encontrar eso que buscan, que necesitan", afirma.
Toda empresa tiene, o al menos aspira a tener, peculiaridades suficientes como para que sus potenciales clientes la consideren única. Pulsazione las tiene. Empezando por las trayectorias profesionales de Javier y Gonzalo, sus dos socios fundadores. Amigos desde la infancia, desde muy jóvenes se empeñaron en que serían empresarios. "Ya hemos montado varios negocios juntos en los que nos ha ido bien, pero también hemos tenido fracasos que nos han hecho comprender cuál es la realidad de las cosas. Cuando aún éramos estudiantes, utilizábamos nuestro tiempo libre, en lugar de salir por ahí, en inventar modelos de negocio que pudiéramos convertir en empresas", recuerda Gonzalo de Miguel.
Piloto de líneas aéreas Gonzalo ("aún vuelo") y antiguo empresario de la construcción Javier, "el tercer socio, José Manuel, pone, además de su mucha experiencia, la seriedad de las canas cuando hay que hablar con los bancos o buscar inversores", dicen los otros. Y es que este trío de empresarios tiene muy claro cuáles deben ser los pilares básicos de su negocio: "Se trata de acercar los tratamientos de belleza a todos los públicos, con precios muy asequibles", dice Javier.
Ambiciosos a la hora de conquistar sus sueños, estos emprendedores ya pensaron en grande cuando, en una tormenta de ideas, se decidieron por un nombre fácil de pronunciar en todos los idiomas, además de "con reminiscencias italianas que hacen pensar, cuando se escucha, en Italia y en sus muy reputados productos de moda y belleza", añade.
Según Gonzalo, Pulsazione ha optado por una vía mixta de crecimiento que combina locales propios con otros franquiciados, "vamos a un ritmo de apertura de una franquicia por semana. De momento, el 30% de los locales franquiciados son propiedad de nuestro entorno -amigos, familiares, trabajadores y los propios socios a título individual-, lo que pensamos que es prueba de lo mucho que creemos en lo que hacemos". El presente de Pulsazione mantiene que esta fórmula de crecimiento "nos permite una expansión más rápida que si lo hiciéramos con locales propios". Los datos le dan la razón. La firma se inició con una facturación de 400.000 euros y actualmente supera los ocho millones de euros.
Los socios remarcan una y otra vez que la empresa nació para acercar la estética a todo el mundo. Javier recuerda que "al principio teníamos miedo de que nuestros bajos precios no atrajeran a clientes de clase media y alta, pero eso no ocurrió".
Pulsazione ha llegado hasta los desempleados interesados en convertirse en franquiciados. "Ahora hay mucha gente parada y nosotros les ofrecemos la posibilidad de que con una inversión de 25.000 euros puedan obtener un beneficio neto de 6.000 euros mensuales, encargándonos además de la formación del personal y de la equipación de los centros".
Además de desarrollar un modelo clónico de local -"hasta los pomos de las puertas son iguales en todos los Pulsazione"-, la firma también juzga imprescindible hacerse fuerte en innovación y desarrollo, "invertimos mucho en innovación para conseguir, por ejemplo, la fabricación de nuestros propios aparatos". Y es que Pulsazione quiere ser a la estética lo que
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