El grupo Siro hará las Américas
Abordará el mercado estadounidense con la misma estrategia que en España
Siro se ha convertido en uno de los grupos más importantes en el sector de la industria alimentaria y el que ha experimentado el mayor crecimiento en las dos últimas décadas al pasar de casi cero a más de 400 millones de euros de facturación en 2010 y unas previsiones para 2013 superiores a los 700 millones. Este crecimiento, frente a lo que sucede en otros segmentos u otras empresas líderes de la industria agroalimentaria que apostaron desde un principio por los mercados exteriores como Ebro Foods, o el actual grupo Deoleo, antes Sos, Siro lo ha logrado, casi en su totalidad, con ventas en el mercado interior, en su mayor parte como interproveedor de Mercadona. Por el contrario, las ventas en el exterior apenas si suponen el 4% de los ingresos.
Su desarrollo se ha basado en compras de empresas a multinacionales
El objetivo en el futuro es crecer en base a la eficiencia y la innovación
La política de crecimiento desarrollada en los últimos años se pretende complementar con la salida del grupo al exterior, tanto para captar nuevos mercados como, sobre todo, para iniciar una nueva andadura como productor industrial. Por el potencial del mercado, la zona elegida para este primer paso fuera de España ha sido Estados Unidos. El desarrollo en ese país se llevaría a cabo en el marco de un proyecto que encajara con su actual estrategia: producir con eficiencia y disponer de un acuerdo con un gran grupo de distribución que aportara una seguridad en las ventas, al igual que ha hecho en España en la última década con el grupo de distribución Mercadona.
Este cambio hacia una mayor internacionalización se enmarca en la nueva estrategia de crecimiento del grupo para los próximos cuatro años donde se contemplan unas inversiones de 200 millones fundamentalmente para mejora de instalaciones, innovación y desarrollo.
Entre 1991, fecha de su constitución, y 2006, el grupo Siro pasó de una facturación de casi cero a 159 millones de euros. Este crecimiento se fraguó fundamentalmente con una política de compras de plantas industriales a grupos multinacionales y al ajuste y la transformación de las mismas a las necesidades de la empresa. En esa estrategia de crecimiento, en 1991, el presidente y fundador del grupo, Juan Manuel González Serna, adquirió al grupo BSN-Danone la empresa Siro en Venta de Baños en Palencia. En 1994 compró la firma Río al grupo Barilla. Posteriormente se realizaron nuevas adquisiciones con Ardilla y La Familia, a las que siguieron, entre las más importantes, la planta de Fontaneda en Aguilar de Campoo al grupo United Biscuits en 2003, la planta de El Espinar en Segovia a Sara Lee (Bimbo) y en 2009, al mismo grupo, las plantas de Briviesca en Burgos, Antequera en Málaga y Agüimes en Gran Canaria. Todo ello ha conformado un grupo alimentario ubicado en los sectores de los aperitivos, galletas, pasta, bollería y pastelería con un total de 20 centros y 15 plantas de producción.
Ante el futuro, el grupo no renuncia a crecer por la vía de la adquisición de nuevas plantas, pero la política de compras no es en este momento el objetivo prioritario del grupo. El presidente del grupo ha hecho de la innovación y de la eficiencia en la producción, y pretende seguir haciéndolo en el futuro, el principal reto para mantener una posición de competitividad en todos los mercados bajo la marca de la distribución y frente a las marcas propias de los demás fabricantes. Juan Manuel González Serna es de la opinión que la marca de la distribución no tiene por qué estar reñida con la innovación y la investigación.
En respuesta a esta filosofía, el grupo construyó un centro de investigación en El Espinar (Segovia) con una inversión de seis millones de euros, a la que ha seguido una asignación anual para estos fines de entre cuatro y siete millones. Uno de los resultados de esta apuesta es la salida permanente de nuevos productos al mercado. En el último año, esas innovaciones se acercaron a la centena.
La estrategia del grupo Siro en los últimos años se ha concretado en dos planes. El primero, entre 2007 y 2010 con una inversión de 240 millones en función de un crédito sindicado liderado por Caja Madrid. Con el desarrollo del plan, el grupo pasó en ese periodo de una facturación de 221 a 410 millones de euros, de 141 a 271 toneladas de compras de materias primas y un beneficio bruto que paso de 28 a 71 millones de euros. En ese periodo, los trabajadores pasaron de 1.700 a 3.600, de los que más de cuatrocientos tienen alguna discapacidad.
En la actualidad, el grupo ha puesto en marcha un nuevo plan, el denominado San Pelayo, con una inversión prevista hasta 2013 de 200 millones, y que contará igualmente con un crédito sindicado comandado por Rabobank. El objetivo del mismo es elevar en ese periodo la facturación de 410 a 726 millones, el volumen de compras de materias primas, especialmente cereales y harinas, azúcar, grasas y aceites, de 271.00 a 439.000 toneladas y un beneficio bruto de 71 a 151 millones de euros.
Este crecimiento en facturación, volumen de productos transformados y beneficios, se pretende sustentar sobre lo que ya son pilares del grupo, la innovación y la eficiencia productiva, desde la compra de las materias primas basándose en unos acuerdos estables con los productores a la transformación e industrialización. A esas exigencias se pretenden añadir otras como la internacionalización y una mayor diversificación de alianzas con proveedores y clientes.
En su carrera de crecimiento el grupo dio entrada a un fondo de varias cajas de Castilla y León, Madrigal, que se hizo con el 20% del grupo con una aportación de 60 millones con capacidad de recompra por la empresa para 2013.
El grupo, que inició su andadura solo con una pequeña actividad en la producción de galletas, hoy se encuentra diversificado en los sectores de la bollería, pan de molde, pasta, aperitivos y pastelería. A estos productos se sumará a corto plazo la elaboración de cereales para el desayuno y la comercialización de productos para personas celiacas.
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