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Reportaje:TOUR 2011 | 14ª etapa

Amador, a siete por hora

El costarricense, herido en un tobillo desde la primera etapa y nuevo farolillo rojo, se libra por poco del cierre de control

Carlos Arribas

Yvon Ledanois, realista, dice en la salida: "Hoy, a estar pendientes del control". Lo dice el director del Movistar con un aire de resignación -"así están las cosas"- y al mismo tiempo frotándose las manos, como quien se siente motivado por el desafío y preparado para la batalla. Pues ambas cosas, un desafío y una batalla, más feroz aún que la que se libra por la victoria -¿qué batalla?, diría el escéptico, si la etapa se hizo a 32 de media- es la que los días de montaña entablan sprinters, gregarios de la primera hora y heridos, para evitar el cierre de control, el tiempo máximo para terminar, que se fija según un porcentaje del tiempo del ganador de la etapa y que ayer estaba en 28 minutos.

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El herido, la preocupación del Movistar, se llama Andrey Amador, que resiste con un esguince de tobillo desde que se cayó en la primera etapa. "Y cada día va mejor", decía, optimista, hace un par de días, el médico del equipo, Jesús Hoyos. "Ahora, al menos, puede dormir hasta cinco horas seguidas, porque al principio el dolor, que se acentúa al estar tumbado, no le dejaba. No me extrañaría que un día entrara en una fuga".

A tanto no llegó ayer el joven costarricense, quien, a los problemas puramente del tobillo une la consecuente dificultad para recuperarse de los esfuerzos, la famosa acumulación de fatiga, esa que pasa factura. El día de Luz Ardiden, el jueves, superó la prueba resistiendo en el grupetto. Y otro día, el de Saint Flour, gracias al arrojo de su director, José Luis Arrieta, quien al observar cómo, mostrando escasa solidaridad, el grupetto privado de Cavendish -siempre se quedan con él algunos compañeros para que no se pierda- esprintaba a muerte nada más coronar el último primera y dejaba colgado al doliente Amador, recurrió a la útil maniobra de darle un par de bidones al ciclista para llevarle con el coche hasta los del HTC.

El problema fue que, mostrando aún menos compañerismo, rompiendo la ley del hoy por ti mañana por mí, el director del HTC, que lo veía por el retrovisor, se chivó al comisario, con la consiguiente multa para Arrieta. En el Plateau de Beille, sin embargo, después de iniciar en un buen grupetto la subida, en los últimos kilómetros no pudo más el bravo Amador. El último ya se soltó de un grupo que se iba desgranando. "Qué miseria", le dijo a Arrieta. "Tener que subir a siete por hora, qué vergüenza". Por solo 25s superó el corte el debutante Amador, quien a cambio debe lucir el farolillo rojo de último clasificado. "Por lo menos no pierde el buen humor y el espíritu de lucha", dice Arrieta.

Amador pide la asistencia de su equipo.
Amador pide la asistencia de su equipo.CHRISTOPHE ENA (AP)

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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