La broma infinita
La diferencia que existe entre un libro de Tony Judt y una entrada en la Wikipedia es la misma que hay entre un disco de The Horrors y uno de, pongamos, Kaity, Daisy & Lewis. La utilidad que tiene una revisión de este largo basada en las influencias es futil, cuando, por ejemplo, es casi imposible hablar de The Strokes sin calcar su lista de la compra. The Horrors nos ayudan a ser un poco menos acomodaticios y a servirnos del sentido del humor para perdonarlos cuando están a punto se irritarnos. Tal vez lo suyo solo sea una gran broma. En ese caso, se trata de una buenísima -los mejores cómicos jamás ríen- y a costa de cosas tan solemnes como la historia del rock, Primal Scream o The Chameleons.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.