Más cerca del embrión ideal
Una incubadora de última generación permite elegir mejor el óvulo fecundado de mayor calidad - El IVI sostiene que aumenta un 9% la tasa de implantación
Uno de los grandes retos de la fecundación asistida consiste en evitar los partos múltiples. Buena parte de los esfuerzos de los especialistas en fertilidad están centrados en desarrollar sistemas que permitan evaluar la calidad de los embriones con la mayor certeza posible para llegar al objetivo ideal de saber qué embrión saldrá adelante y transferir solo ese óvulo fecundado en el útero de la madre. De esta forma, se evitaría el nacimiento de gemelos o trillizos que resultan de transferir más de un embrión para aumentar las probabilidades de embarazo.
De momento, la meta parece lejana, pero cada vez menos. Uno de los últimos pasos en esta dirección es el Embryoscope, un aparato que el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) lleva usando desde hace más de un año (500 embriones transferidos) y que, según sus cálculos, mejora en un 9% la tasa de implantación con respecto a los procedimientos convencionales, según han anunciado en la reunión de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, que se ha celebrado esta semana en Estocolmo.
Las imágenes permiten contar al detalle los tiempos de desarrollo
Uno de los criterios clave responde a los tiempos de división celular
El secreto del Embryoscope es su sencillez, como apunta el biólogo del IVI Marcos Meseguer. En esencia se trata de una especie de incubadora de última generación con cámara incorporada capaz de fotografiar cada 15 minutos a los embriones que aloja. Gracias a estas imágenes, se puede seguir con detalle la división celular del embrión y comprobar si se ajusta no solo al ritmo adecuado, sino también si se dan fenómenos extraños en el desarrollo del óvulo fecundado que pueden comprometer su viabilidad.
Hasta el momento, el único patrón para determinar la calidad del embrión era su aspecto. Al fecundar distintos óvulos, la elección de los embriones que se transferían a la madre dependía del buen aspecto (las características morfológicas que presentaba) que ofrecía a través de la lente del microscopio.
El Embryoscope permite ir más lejos, como apunta Meseguer. Durante el último año y medio, el IVI ha analizado cómo se comportaban los embriones que tras transferirse al útero de la madre lograban implantarse y han comparado estos datos con las imágenes obtenidas por el equipo de grabación del incubador. De la combinación y el análisis de todos estos datos, tanto la empresa danesa que ha diseñado el Embryoscope, Unisense Fertilitech, como los especialistas del IVI que lo han usado han diseñado un algoritmo que sirve para detectar cuáles son los embriones que mayor probabilidad de viabilidad presentan.
"Cuando se dan todas las características que hemos concluido como idóneas y se cruzan con el algoritmo, estamos ante embriones del tipo A, lo que nos indica que su tasa de implantación rondará el 52%, un 9% más que en el mejor de los casos del cribado morfológico, cuando nuestra única guía era el aspecto y el mejor de ellos conseguía implantar en un 43% de los casos", indica Meseguer.
Las imágenes han permitido contar al detalle los tiempos de desarrollo del embrión y determinar los que se ajustan a la media y aquellos que salen de lo habitual (y no contarán con las características adecuadas para ser considerados de calidad).
El proceso de división del embrión oscila entre cinco y diez minutos y se divide cada ocho o diez horas. Si a las 48 horas no tiene cinco células, mala señal. También se ha observado que los embriones que se dividen por primera vez de hemisferio norte a sur (el ecuador viene determinado por la situación del material genético) implantan mejor que los que se dividen de este a oeste. Cuando el embrión se haya dividido en dos células deberá volverse a dividir en cuatro de forma sincrónica (a la vez). Antes de usar este equipo, no se sabía cómo sucedía, ya que el embriólogo se encontraba el embrión dividido en tres o cuatro células, pero no era posible hacer el seguimiento con continuidad.
Este equipo no mejora la calidad de los embriones, como destaca Meseguer, por lo que la técnica no resolverá los problemas de las parejas que no tengan óvulos fecundados de calidad suficiente para implantar. Tampoco es capaz de intervenir en otras parcelas, como los problemas de implantación en la mujer o la calidad de los propios gametos.
En todo caso, de acuerdo con los datos del IVI, supone un importante avance en el reto de seleccionar el embrión ideal que transferir. Al menos, el paso más relevante hasta que las técnicas experimentales que tratan de analizar la salud del embrión mediante su metabolismo -el análisis de las sustancias resultantes de los procesos de regulación celular-, de momento en fase experimental, comiencen a dar resultados.
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