Consell y empresarios intensifican la presión por el corredor

Cada día que pasa crece la sensación de que el corredor mediterráneo ferroviario corre serio peligro de quedarse sin las ayudas de Bruselas. Si en Madrid, el ministro de Fomento, José Blanco, tiene previsto reunirse con los consejeros de las cuatro autonomías afectadas por el corredor para hacer frente común, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se traslada a Bruselas, acompañado por una delegación de empresarios valencianos, también para presionar a favor del eje ferroviario.

Camps presidirá una cena de trabajo con empresarios para "evidenciar la unidad de todos los agentes económicos y sociales" de la Comunidad Valenciana. La delegación empresarial estará encabezada por el nuevo presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González.

Mañana martes, Camps tiene previsto participar en un seminario organizado por el Comité de las Regiones sobre los efectos de la alta velocidad ferroviaria y las inversiones que se han realizado en estos años en la puesta en marcha de trenes de alta velocidad.

Segundo viaje

Camps ya viajó el pasado mes de enero a Bruselas para defender esta infraestructura, que conectaría el puerto andaluz de Algeciras con la frontera francesa, a lo largo de toda la fachada mediterránea. Este eje -fundamental para el transporte de mercancías- conectaría las mercaderías procedentes del norte de África con los grandes ejes de transporte centroeuropeos. El enlace además de los principales puertos mediterráneos -entre ellos el de Valencia- con el corredor, los convertiría además en puerta de entrada para las mercancías asiáticas.

La Comisión Europea confirmará en septiembre qué redes considerará prioritarias a partir de 2030. España cuenta con un gran eje definido entre Algeciras y Madrid y de ahí seguiría hacia la frontera con Francia. Si solo prospera este eje, más de la mitad del corredor que impulsa desde hace años el lobby Ferrmed quedaría descolgado de las ayudas comunitarias. Los empresarios valencianos, a través de la fundación Pro-AVE ya han alertado de que un corredor amputado o incompleto encarecería los costes de transporte de las mercancías por ferrocarril, haciéndolo escasamente atractivo.