Zona de peligro
Italia no necesita a Berlusconi, pero difícilmente puede arreglárselas sin Tremonti. Esta ha sido la visión general sobre el Gobierno plagado de escándalos de Roma desde el inicio de la crisis de deuda del euro: los chanchullos del primer ministro no importaban demasiado mientras el ministro de Economía se mantuviese en su trayectoria de austeridad.
La confirmación de que Silvio Berlusconi no se presentará a la reelección -su actual mandato termina en teoría en 2013- tiene, por tanto, un impacto limitado. Pero el debilitamiento de Giulio Tremonti por la investigación por corrupción de uno de sus colaboradores más cercanos es más relevante. Esta llega justo cuando Roma está enviando señales contradictorias sobre su compromiso con la restricción fiscal.
Los mercados ya estaban nerviosos a causa de las divisiones dentro del Gobierno respecto a los planes de austeridad de Tremonti. Se preocuparán seriamente si da muestras de estar herido. La deuda de Italia, que superará el 120% de su producto interior bruto este año, es elevada, pero el país no se lanzó a un frenesí de gastos para combatir las consecuencias de la crisis financiera, como hicieron otros. De modo que su déficit presupuestario, que este año ronda el 4% del PIB, está por debajo de la media de la eurozona.
Hace un año, Italia hasta parecía decidida a reforzar la disciplina, al poner en marcha un plan de austeridad de 25.000 millones de euros. A principios de esta semana, Tremonti esbozaba un paquete adicional por valor de más de 43.000 millones de euros -las cifras varían un poco- que permitirá a Italia equilibrar su presupuesto hacia 2014. El plan ha sido aprobado por el presidente del país y el Parlamento debe votarlo en un plazo de 30 días.
Pero las inquietudes respecto al verdadero compromiso del Gobierno con la austeridad, sumadas a las preocupaciones por la reputación de Tremonti, han hecho temblar los mercados de bonos. Los diferenciales de los bonos italianos a 10 años con el bund alemán batieron un récord de la era del euro al superar los 240 puntos básicos el viernes 8 de julio, el doble que en abril, con unos intereses que llegaban al 5,4%.
Los planes fiscales de Tremonti han sido criticados por posponer la mayor parte del esfuerzo hasta 2013 y 2014 (después de las próximas elecciones). La oposición condena lo que define como un intento por dejarla con las manos atadas. Como mínimo, esto significa que el grueso del plan tal vez nunca vea la luz del día. Un modo de aliviar las preocupaciones sería hacerlo más duro e inminente. Esto es lo que Tremonti debería intentar, si es que todavía puede. -
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