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Reportaje:

De Valencia a A Coruña para buscar un bebé

Nieves Estévez consta como hija biológica aunque fue adoptada en Galicia en 1967

No hay nada que pruebe que la vida de Nieves Estévez Sanchis empezó en A Coruña el 7 de octubre de 1967. Ni una partida de nacimiento, ni el registro de entrada en un orfanato, ni siquiera un expediente de adopción manipulado. Ningún documento contradice la historia que creyó cierta hasta los 14 años, edad a la que sus padres le confesaron que, a pesar de constar como hija biológica, la habían adoptado en Galicia porque no podían tener descendencia propia. El matrimonio, entonces residente en el municipio valenciano de Ontiyent, cruzó la península para ir a buscarla, asesorado por una vecina que intercedía entre los padres y las instituciones religiosas que custodiaban a los bebés.

"Mis padres siempre me dijeron que no habían pagado nada por mí"
Investiga su origen en los archivos del antiguo Hospital Labaca de A Coruña

Al salir a la luz las primeras denuncias por adopciones irregulares, Nieves se preguntó si el suyo no sería un caso más de apropiación, porque ni siquiera hay rastro del trámite que sus padres hicieron a través de la Casa Cuna de A Coruña, regentada entonces por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La denuncia de Estévez está desde el pasado 10 de junio en la Audiencia Provincial de Valencia. Todo lo que sabe Nieves de su pasado se lo contó su madre cuando era adolescente. No es mucho, pero sí lo suficiente como para sospechar "que hubo algo muy raro" en ello. "Una señora de Ontiyent que tenía mucha relación con la Iglesia, les envió a Madrid a una institución de monjas, y estas les dieron otra carta con la dirección de A Coruña donde tenían que recogerme", cuenta. Esa dirección era la de la Casa Cuna de A Coruña, de donde salió Nieves sin ningún tipo de documento de adopción.

Los padres no anotan a la niña en el registro civil hasta un año después de llevársela a Valencia. "Yo pienso que en aquella época... Les dijeron 'ahí tienen a la niña' y se la llevaron bien lejos", conjetura Nieves. Sus padres adoptivos querían una niña y así se lo hicieron saber, a través de una familia amiga, a Amparo Gironé, una señora de Ontiyent "bien conectada con la Iglesia, muy bien posicionada", que un día los envió a Madrid "de urgencia" con una carta cerrada. En la capital, las monjas del orfanato al que llegaron ya estaban advertidas de su viaje. "¡Ah, los valencianos!", dijeron al verlos llegar. El matrimonio creía que con ese desplazamiento a Madrid se acababa la espera, pero no fue así. La niña estaba en A Coruña. Así que ese mismo día salieron para Galicia con una nueva carta cerrada.

Una vez allí "les hicieron pasar a una habitación y al cabo de unos minutos me trajeron a mí. Todavía tenía el cordón umbilical", explica Nieves ese momento especial de encuentro con sus padres adoptivos. Celebra su cumpleaños el 7 de octubre porque cuando la pareja preguntó cuánto tiempo tenía el bebé las monjas contestaron que tres días, y estaban a 10. Ahora investiga en los archivos del antiguo Hospital Labaca de A Coruña cuántos niños nacieron ese día, pero sin orden judicial no puede acceder a los datos.

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"Mis padres siempre me dijeron que no habían pagado nada por mí. No les cobró nada por la gran amistad que mis padres mantenían con una familia de Ontiyent, pero a otras a las que les trajo niños sí que les cobró, y mucho dinero".

Amparo Gironé todavía vive, pero cuando Nieves Estévez quiso hablar con ella sus hijos fueron rotundos y no le dejaron verla. La de Nieves no es la primera adopción de Ontiyent sobre la que pesa la sombra de la duda. Un matrimonio de la misma a localidad valenciana reconoció haber comprado un niño por tres millones de pesetas en el año 1982.

Movimientos entre casas cuna

Cruzar la península para hacerse con el ansiado bebé era algo con lo que contaban las parejas en lista de espera para adoptar. Los archivos que guardan los expedientes de aquellos años lo corroboran. En las cuatro provincias, Valencia era un destino habitual y sorprendente. Las casas cunas gestionaban las adopciones y citaban a los padres en cualquier punto de la red dibujada por los orfanatos de la misma congregación religiosa. Enrique Vila, abogado de Anadir, está convencido que entre las diferentes casas cunas había un contacto constante que permitía el intercambio de bebés de una ciudad a otra.

En Galicia, por el momento, las sospechas se centran en el hogar infantil Santa Isabel de Vigo, que además tenía orfanatos en Barcelona y Valencia. José Eduardo Castro, vecino de Ordes, cuya adopción tramitó la congregación religiosa Siervas de la Pasión a través de su orfanato de Vigo, fue el primer gallego en presentar una denuncia por su supuesta adopción irregular en enero de este año. La directora de la casa cuna, Josefa García Veiga, firmó además de la de Castro adopciones en otros centros gestionados por la misma congregación religiosa. "Es muy posible que existan movimientos entre estas casas cuna", reconoce Enrique Vila, abogado de Anadir, una de las asociaciones que asesora a los denunciantes.

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