La bancarrota griega
Las figuras emigran y el Panathinaikos y el Olympiacos, sustentados hasta ahora por familias multimillonarias, zozobran en la crisis
Casualidad o no, las últimas medidas del plan de ajuste económico en Grecia han coincidido con el frenazo de los dos buques insignia de su baloncesto, el Panathinaikos y el Olympiacos. El mensaje es diáfano: se acabó nadar en la abundancia. Emigran Fotsis, Teodosic y, posiblemente, Spanoulis y Bourousis. No se sabe tampoco dónde jugará Papaloukas. Y de los jugadores que Grecia logró arrebatar a la NBA con astronómicos contratos, como Childress, Kleiza, o en su día Dominique Wilkins, no queda el menor rastro justamente en el momento en que el cierre patronal de la NBA podría propiciar de nuevo fichajes de altos vuelos.
Llueve sobre mojado en el deporte griego y, en concreto, en el baloncesto, que ya padecía una endémica carencia de estructura organizativa y rigor económico. En octubre de 2010 vivió una huelga del sindicato de jugadores, hartos de no cobrar, y cuenta con una Liga profesional en la que la mitad de los pabellones tienen una capacidad muy escasa: entre 1.500 y 3.500 espectadores. En cambio, en otros se produce una sobreventa de entradas, las medidas de seguridad son escasas y la intimidación de los grupos radicales es notable.
Cinco jugadores de los 10 mejor pagados de Europa eran griegos
"Muchos clubes están montados como auténticos chiringuitos, con una estructura mucho peor que en la LEB [Segunda División española]. Existe más diferencia entre un equipo español y uno griego que entre uno de la NBA y uno español", afirma Antonio Maceiras, exsecretario técnico del Barcelona y el Madrid.
¿Cómo es posible, entonces, que Grecia cuente con magníficos jugadores, con una selección campeona de Europa en 2005 y subcampeona del mundo en 2006 y con un equipo como el Panathinaikos, el mejor de Europa en los últimos 15 años? "El Panathinaikos y el Olympiacos se sustentan gracias al mecenazgo de dos familias multimillonarias. Antes, los derechos de televisión eran cuantiosos, pero los propietarios de esos clubes eran los mismos que invertían en la publicidad de la televisión. Era lo comido por lo servido. Eso se acabó y ahora el problema es que esos clubes no generan más de un 30% de lo que necesitan", explica Maceiras. Eso por lo que respecta al Panathinaikos y el Olympiacos. El resto está a años luz. El Marousi, por ejemplo, renunció a jugar la fase preliminar de la Euroliga por falta de garantías financieras.
El cerco se estrecha. Durante la huelga de jugadores en 2010, el exmadridista y entonces presidente del sindicato, Lazaros Papadopoulos, fue lapidario: "El baloncesto ha muerto en Grecia. Los derechos constitucionales de la mitad de los jugadores no han sido respetados". Ante la evasión fiscal, los impuestos a los deportistas que ingresan más de 100.000 euros anuales pasaron en enero del 21% al 45%.
Los dos transatlánticos del baloncesto se han distinguido por pagar fichas muy altas. El Olympiacos fichó en 2008 a Childress (Atlanta), que cobró algo más de cuatro millones de euros anuales hasta 2010, y en la última temporada ha pagado 3,5 millones a Papaloukas y 2,4 a Spanoulis. El Panathinaikos, que fichó a toda una figura de la NBA como Wilkins (Boston) en 1995 por 2,7 millones, ha contado con una plantilla de lujo en la que brilla Diamantidis, que cobra dos millones anuales. La mitad de los 10 jugadores mejor pagados de Europa son griegos en una lista que encabeza Papaloukas y en la que solo aparece un español, Juan Carlos Navarro, séptimo, con 1,6.
El Panathinaikos pertenece a una familia multimillonaria, los Giannakopoulos, que posee una industria farmacéutica. Cuando ficharon a Wilkins, contaron cómo costear su sueldo: "Nos basta con subir un dracma el precio de cada caja de aspirinas". Pero los Giannakopoulos, pese a que el pasado mayo su equipo se proclamó por sexta vez campeón de Europa, han cerrado el grifo y negociado su venta. Aunque seguirán un año más, reducirán el presupuesto, de unos 25 millones, a la mitad, Fotsis se ha marchado al Milan y otros contratos se renegociarán a la baja.
Lo mismo sucede con el Olympiacos, propiedad de los hermanos Angelopoulos, magnates del acero y de una naviera, que incluso anunciaron su marcha. El equipo da por perdido a Teodosic, rumbo al CSKA de Moscú, y Spanoulis puede ver reducida su ficha. Antes, los clubes griegos pagaban casa, coche e impuestos a los jugadores. Eso se acabó.
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