No hay 'plan B'

En los últimos días el goteo, aunque mejor podríamos decir el torrente de noticias, en las que, desde la Comisión Europea al FMI, insisten en que no existe alternativa posible al plan de recortes en Grecia (o, como dice Durão Barroso: "No hay plan B") me dejan aterrado.

Aterrado porque me asombra el profundo desconocimiento que de la historia tienen aquellos que nos gobiernan. Antón Costas, en un artículo publicado en el suplemento Negocios del pasado domingo, exponía cómo el desconocimiento de la historia impedía ejercer la ciencia económica con mínimo de solvencia y, para recordarlo, mencionaba a tres autores muy recomendables a la hora de analizar el presente desde una perspectiva histórica: Schumpeter, Keynes y Zweig. Pues bien, respecto a las soluciones que nuestros gobernantes proponen deben entender que su plan es simplemente inviable y no se trata ya de una limitación estrictamente económica, sino de una limitación mucho más difícil de cuantificar o calibrar, pero que, cuando se pone en marcha es imparable, la limitación de lo social.

Para entender esta limitación, invisible para los que nos gobiernan, les sería de gran utilidad la lectura de otro autor, que podría sumarse a los ya mencionados por el profesor Costas, Karl Polanyi que en los años cuarenta del siglo pasado y refiriéndose a una situación con ciertas similitudes a la que hoy vive Grecia decía: "(...) esperar que una comunidad permaneciera indiferente ante el flagelo del desempleo, el desplazamiento de industrias y ocupaciones y la tortura moral y psicológica que las acompaña, solo porque los efectos económicos podrían ser insignificantes a largo plazo, equivalía a suponer un absurdo".

El desconocimiento del pasado impide ver a quienes están decidiendo sobre el futuro de naciones enteras que sus "soluciones únicas" no son una opción si lo que pretenden es llegar a buen puerto.