Amplificadores de la sostenibilidad
El Gobierno premia un trabajo sobre la labor de Amigos da Terra en América
Cuando los cooperantes gallegos miembros de la ONG Amigos da Terra llegaron a la parte nicaragüense del Golfo de Fonseca, en 2003, el 95% de los pescadores artesanales carecía de licencia de pesca y de documentación para sus embarcaciones. La dinamita era un arte de pesca y la basura era un componente habitual y, cada vez con más frecuencia, el único de sus capturas.
Considerado como uno de los mejores puertos naturales del mundo, este entrante del Océano Pacífico cubre una extensión de 3.200 kilómetros cuadrados bajo las banderas de Nicaragua, El Salvador y Honduras. Enseguida, los voluntarios se percataron de que poco podrían hacer por la preservación del medio natural y, por lo tanto, del sustento de los ribereños, si su trabajo se limitaba a las comunidades locales. Era necesario actuar conjuntamente en los tres países y así fue como su filosofía basada en la gestión sostenible de los recursos comenzó a aplicarse paulatinamente en todos los puertos importantes de la bahía, en colaboración con organizaciones no gubernamentales asentadas en las regiones. En la actualidad, Amigos da Terra comparte con Ingenieros sin Fronteras un proyecto de soberanía alimentaria, ecoturismo y gestión de residuos en la parte hondureña del golfo y aspira a continuar ocupándose de aspectos relacionados con la pesca artesanal y la conservación de los recursos naturales en la isla nicaragüense de Ometepe, donde la ONG estuvo presente hasta el año pasado.
La ONG colaboró en mejorar la gestión pesquera en Nicaragua Reporteiros
Solidarios hizo una exposición, un libro y un documental
"Aunque todavía sea de palabra, al menos, en 2007, los presidentes de los tres Estados firmaron un acuerdo marco para el desarrollo sostenible", explica Judith Sing, responsable de cooperación de Amigos da Terra, entidad que constituye la sección gallega de la federación de colectivos Friends of Earth. En este tiempo, han conseguido establecer una organización más profesional de las comunidades, para lograr, por ejemplo, mejores precios de venta para sus mareas y escapar del arbitrio de los compradores. Ahora que existen la formación laboral, las lonjas y las cámaras de frío, y que muchas mujeres han encontrado un sustento en el cultivo de bivalvos en los manglares y en fábricas de harina de pescado, Sing pensó en la conveniencia de mostrar a los donantes y a la sociedad gallega en general en qué emplean los recursos económicos que aportan los ciudadanos.
"Es preciso dar a conocer la importancia de la cooperación internacional y que todos comprendamos que necesitamos un cambio de modelo, porque este sistema siempre agobia a las comunidades más empobrecidas y hay gente que vive en condiciones pésimas", reflexiona. Su idea le llevó a contactar con la Asociación Galega de Reporteiros Solidarios (Agareso), un colectivo presidido por el periodista Juan de Sola desde su fundación, en 2008, cuyas motivaciones son ser "el amplificador" de acciones sociales y de ayuda al desarrollo, poner herramientas comunicativas al servicio de comunidades desfavorecidas y crear una plataforma para la formación de los profesionales de la comunicación en el tratamiento de noticias de contenido social.
Un equipo formado por las periodistas Laura López, Eva Alonso y Estrella López, los fotógrafos Cristóbal Martín y Carlos Puga viajó al golfo en 2009 y el resultado es el proyecto Golfo de Fonseca. A loita por un futuro sostible, una exposición fotográfica, un libro de instantáneas y un documental, realizados también con la ayuda de Cooperación Galega y la Agencia Española de Cooperación Internacional, que acaba de recibir el segundo premio en la categoría de comunicación y creación de la Fundación Biodiversidad, adscrita al Ministerio de Medio Ambiente, por "su contribución a implicar a la sociedad en la mejora del medio ambiente".
"Las ONG estamos muy especializadas y nos cuesta transmitir los frutos de nuestro trabajo, esa es nuestra debilidad. La colaboración con Agareso es muy atractiva porque logra visibilizar nuestro enfoque ambiental", explica Sing. En pantalla, uno de los pescadores reconoce un gran cambio: "Todo esto ha mejorado, nosotros mismos estábamos haciendo mucho daño".
En una zona de extraordinaria riqueza ambiental y paisajes espectaculares, el mar había dejado de ser productivo por los efectos de la contaminación derivada de malas prácticas agrícolas, la sobreexplotación de recursos y la falta de lluvias que comporta el cambio climático. "Es difícil hacer entender a personas que no tienen qué comer que cuiden de la tierra", resume Estrella López.
Y, sin embargo, el plan ha supuesto un avance importante en las políticas de gestión de los recursos marinos del medio millar de pescadores y sus familias que pueblan el Golfo de Fonseca.
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