La eólica marina es cosa británica
La falta de proyectos en España lleva a las empresas energéticas a establecer centros tecnológicos y plantas de generación en Inglaterra y Escocia
Los británicos, que se quejan de lo desagradable que es su viento, han encontrado al fin un uso para ese fenómeno: convertirse en líderes mundiales de la energía eólica marina, de la que prevén sacar el 25% de su electricidad en 2020. Una apuesta rotunda que supera la de sus vecinos del norte de Europa. Mientras que todos estos (entre ellos Dinamarca y Alemania) solo han instalado unos 1.600 megavatios, Reino Unido, que por si solo cuenta ya con 1.300 megavatios, tiene planes para implantar unos 40.000 megavatios más en los próximos años.
El grueso de la nueva capacidad en Reino Unido (unos 32.000 megavatios) se instalará en el marco de la Round 3, un proyecto que se desplegará por miles de kilómetros cuadrados a 20 o 30 kilómetros de las costas y que ha sido ya asignado a nueve consorcios. Tres empresas españolas, según la gestora The Crown Estate, participan en estos consorcios: Repsol,
Los planes de crear plataformas en aguas españolas están parados
El sector ha revitalizado la actividad en lugares como Glasgow
ACS e Iberdrola. Esta última es, sin duda, la líder entre las españolas. A través de su filial Scottish Power y en alianza con la sueca
Vattenfall, Iberdrola tiene la segunda zona más grande de la Round 3, el Norfolk Bank, con 7.200 megavatios en una superficie de 300 kilómetros cuadrados. Luego está la posición indirecta a través de Hochtief, de ACS, en Hornsea, en la que se instalarán unos 4.000 megavatios. Siemens y
Mainstream son los otros dos socios del consorcio.
La última en llegar ha sido Repsol, que tras la compra de SeaEnergy Renewables se ha hecho con el 25% de la zona Moray Firth, que subirá al 33% a partir del acuerdo estratégico firmado con EDP, que ahora tiene el 75%. Pero esto no es todo. Además de
Moray Firth, Repsol tiene otras dos zonas. Una de ellas, informa José Luis Bernal, director de la Unidad de Nuevas Energías de la compañía, es Inch Cape, con 905 megavatios, "en la que retendremos un 51% y cederemos el 49% a EDP, y la otra, Beatrice, con Scottish and Southern Energy, 920 megavatios". Un total, pues, de 3.100 megavatios. La segura entrada de
Gas Natural Fenosa, que podría quedarse con el 50% de los paquetes en manos de Repsol, alterará los porcentajes descritos. Bernal dice que el proyecto es estratégico. "Aparte de nuestro interés en la generación eléctrica", dice, "queríamos poner en valor nuestras capacidades en operaciones marinas".
También Iberdrola, líder mundial en eólica marina con 12.000 megavatios en proyecto, tiene, además de Norfolk Bank, otras dos zonas con 2.300 megavatios en Reino Unido, a los que habría que sumar otros 1.000 en Alemania, entre los que destacan Wikinger, en el Báltico, explica Álvaro Martínez Palacios, su responsable de offshore. Todos están en fase de proyecto. Los de Repsol empezarán en 2015 y los de Iberdrola, entre 2012 y 2017. "Aún estamos en la fase de los estudios sobre geología, geotecnia marina, fondos marinos o comportamiento de los vientos", informa Martínez Palacios.
La apuesta británica no va a salir barata. "La instalación del megavatio eólico en el mar", explica el ejecutivo de Iberdrola, "viene a salir por 3 millones de euros (el doble que en tierra)". Los 1.100 megavatios que corresponden a Repsol podrían superar los 3.000 millones de euros. La cifra de Iberdrola es superior.
Ambas empresas estarían encantadas de invertir en España si no fuera porque los planes de eólica marina están parados. Pese a que el Gobierno sacó un decreto en 2007, no se han asignado zonas de explotación. Alberto Zeña, de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) se queja de que, además, "los objetivos para 2020 se han rebajado de 5.000 a 500 megavatios". Esto ha sido malo para la industria española, que, según Zeña, "estuvo condenada a mirar de lejos los desarrollos de parques marinos en el mar del Norte. La falta de proyectos les ha impedido desarrollar prototipos".
Las causas del retraso serían técnicas. "Aparte de alguna zona en Cádiz o Tarragona", dice Zeña, "no tenemos plataforma continental; la profundidad cae por debajo de los 50 metros". En Reino Unido lo habitual son las profundidades de 10 o 15 metros.
De momento, en España, solo hay iniciativas experimentales como la plataforma Zehpir, en Tarragona, que servirá como zona de demostración. El reto es lograr cimentaciones a grandes profundidades y el desarrollo de plataformas flotantes.
Mientras, Reino Unido quiere ser el referente mundial en el sector. La apuesta británica está haciendo emerger un sector de producción de equipos para eólica marina que está revitalizando la actividad industrial en ciudades de Inglaterra o de Escocia, como Glasgow.
Se prevé un gran crecimiento del sector en Europa. Con 2.946 megavatios ya instalados en nueve países, el sector añadirá este año, según la Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA), unos 1.500, un 50% más en un solo año. Pero el boom de la que se considera segunda revolución de las renovables llegará en el periodo 2015-2017, con los parques alemanes y la Round 3, donde se instalarán 6.000 turbinas.
Multinacionales como Mitsubishi o GE han anunciado su instalación en Reino Unido. Igual que las grandes empresas españolas, están abriendo plantas de fabricación, centros tecnológicos y subsedes. Iberdrola, que pretende liderar desde Reino Unido el futuro desarrollo de las tecnologías marinas de generación de electricidad en Europa, anunció la creación de una dirección de negocios offshore en Escocia. También
Gamesa quiere hacer de Reino Unido su centro mundial en eólica marina, invertir 150 millones de euros y crear 1.800 empleos. Además de que ubicará la sede de su negocio offshore en Londres, abrirá un centro de producción de palas, otro de desarrollo industrial y logístico y un centro tecnológico offshore en Escocia.
El parón del segmento marino en España hizo que Gamesa se rezagara en ese campo. Quiere ponerse al día, y para ello firmó un acuerdo con Northrop Grumman. Ahora desarrolla dos turbinas offshore, una de 5 y otra de 7 megavatios, que estarán listas entre 2013 y 2014, antes de que se empiecen a contratar las máquinas para el Round 3 británico.
De todos modos, no todo está escrito. El emergente sector tendrá que superar retos, sobre todo la instalación de las megaturbinas de 7 megavatios, una auténtica revolución sobre las de 3 megavatios, esencial para reducir los costes de este tipo de energía. "Un reto" subraya Bernal, de Repsol, "porque son estructuras enormes, con una torre de 100 metros y un rotor con 140 metros, como si subieras un Boeing 747 a una torre y lo hicieras girar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.