Los Heat corrigen el tiro
Una canasta de Bosh y un fallo de Nowitzki ponen a Miami por delante de Dallas
La confianza y la estrategia priman sobre la estadística. Eso es lo que vino a decir LeBron James. Quedaban 39 segundos y, después de una intensa batalla y un colosal duelo personal entre Nowitzki y Wade, el tercer partido de la final de la NBA entre Miami y Dallas estaba empatado a 86 puntos. Fue en ese instante, tras un tiempo muerto, cuando se produjo un bloqueo en el cuello de la botella y Chandler se quedó enganchado con LeBron. Este vio a Chris Bosh escorado a su izquierda y no dudó en pasarle el balón. Bosh no falló. Fue la última canasta del partido, la que decidió la victoria por 86-88 de Miami, que se sitúa con ventaja de 2-1 antes de afrontar el cuarto encuentro, la próxima madrugada española, de nuevo en Dallas.
DALLAS 86 - MIAMI 88
Dallas Mavericks: Kidd (9), Stevenson (3), Marion (10), Nowitzki (34) y Chandler (5) -equipo inicial-; Terry (15), Stojakovic (2), Barea (6), Mahinmi (2) y Cardinal (0).
Miami Heat: Bibby (3), Wade (29), LeBron James (17), Bosh (18) y Anthony (2) -equipo inicial-; Chalmers (12), Haslem (6), Howard (1) y Miller (0).
Tercer partido de la final de la NBA, disputado en el pabellón American Airlines Center, de Dallas, ante 20.340 espectadores. Miami domina el duelo, al mejor de siete, por 2-1.
El partido de Wade, como el del alemán, fue espectacular: 29 puntos y 11 rebotes
Los promedios de Bosh en sus lanzamientos no están siendo muy buenos en la final: 15 canastas en 52 intentos. Pero LeBron no dudó ni un instante a la hora de cederle el balón decisivo. "No me importa si ha fallado 15 seguidos. Estaba en una posición abierta, que a él le gusta. Se trata de la confianza que tenemos unos en otros", explicó la figura de los Heat.
Pero la canasta de Bosh no habría sido la decisiva si los Heat no hubieran marcado con acierto a Nowitzki en los últimos segundos. Una canasta del alemán, en una postrera acción en la que fue acosado por Bosh, decidió el segundo partido. Esta vez el encargado de intentar frenarle fue Haslem. Lo consiguió, aunque el tiro de Nowitzki botó en el aro antes de salir despedido.
El partido volvió a ser dominado con relativa autoridad por Miami, pero, al tiempo, Dallas demostró una sorprendente capacidad para recuperarse en un abrir y cerrar de ojos. De la misma forma que remontó 15 puntos en los siete últimos minutos del segundo partido, en el tercero se rehizo pese a haber acumulado desventajas de 12 en el segundo cuarto (22-34), de 14 poco antes del descanso (31-45) y finalmente de 13 en el tercero (42-55). A las penetraciones de Wade y LeBron y a los triples de Chalmers, los Mavericks contestaron con subidas de revoluciones en su juego gracias sobre todo a Nowitzki. Hasta que Miami volvió a abrir pequeñas brechas con los triples de Chalmers y Wade. El pulso entre este y Nowitzki fue precioso en el último tramo del partido. Antes de la decisiva canasta de Bosh, Wade había logrado los siete últimos puntos para su equipo mientras que Nowitzki aportó los 12 últimos de Dallas hasta lograr el empate a 86.
En el último tramo se sucedieron los errores por parte de ambos equipos, con fallos de LeBron y Terry, antes de que, tras un tiempo muerto, la jugada de Miami concluyera con el pase a Bosh, que, abierto y solo en una esquina, no falló.
Los números de los dos héroes del partido fueron espectaculares: 34 puntos y 11 rebotes de Nowitzki y 29 puntos y 11 rebotes de Wade. Los Mavericks dominaron el rebote, con seis capturas más, pero perdieron también cuatro balones más y sus porcentajes en el tiro fueron mucho peores. "Mi visión sobre la final no ha cambiado. Fue un gran partido y una dura derrota. El partido fue muy emocional y muy luchado y caer al final es duro. Pero ellos todavía necesitan dos victorias más", advirtió Nowitzki, que desea por todos los medios no repetir la derrota de Dallas en la final de 2006, precisamente ante Miami.
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