Como un "júnior"
Ferrer se precipita ante Monfils tras superar tres puntos de partido
Nadie mejor que el derrotado para definir sus sentimientos: "Fue un partido muy intenso, de mucho nerviosismo e igualado. Él, en los momentos importantes, ha sabido mantener la calma mejor que yo. Ha sido un poco por ansiedad. He tirado tres derechas fuera, me he acelerado un poco y, por falta de concentración, he estado un poco júnior", dice David Ferrer tras superar tres bolas de partido que no evitan que luego se incline por 4-6, 6-2, 5-7, 6-1 y 6-8 ante el francés Gael Monfils en los octavos.
La noche salva a Monfils el domingo. Justo antes de ceder el primer break de la cuarta manga, se trastabilla y se hace daño en un tobillo. Para entonces, está boqueando, agotado, y Ferrer viene como un tiro. Pero la falta de luz obliga a suspender el encuentro con 4-6, 6-2, 5-7 y 2-0. "Y yo", cuenta después el número nueve mundial, "feliz, porque tenía el tobillo hinchado, y asustado por cómo estaría luego".
Al día siguiente, Le Monf, que se acostó a las tres de la madrugada mientras su fisioterapeuta se ocupaba de sus dolores, se encuentra una jornada caliente en la arena y la grada. El público ha venido a animarle. Ferrer, a dar guerra. En el momento decisivo, sin embargo, todo cambia. El español abandona su plan de alto ritmo sin grandes riesgos y empieza a querer ganar los puntos a toda prisa: "En vez de seguir aguantando la bola, me he acelerado. He masticado los puntos todo el partido, menos en el último juego, que las he tirado para fuera", dice luego.
Monfils entra al trapo como el toro al torero. Disparado. Feliz. Impredecible. Debe ser el momento de Ferrer, que le ve deshecho tras perder los dos primeros puntos de partido, incrédula la grada, callado su ruidoso banquillo. El alicantino sueña con romper su leyenda de tenista maldito en París y con jugar contra el suizo Roger Federer en los cuartos. Atropellado en las decisiones, pierde.
Rafael Nadal le busca más tarde para consolarle. Uno de sus patrocinadores suspende la cita promocional programada. Sus razones tenía: "Me voy dolido porque no he acabado bien, sino con falta de concentración. Estoy triste".
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