Arenas se coloca en la mejor posición para disputar San Telmo a Griñán
El PP consigue apoyos y recursos para competir con el PSOE en las autonómicas
"Pensaba que el PP iba a ganar las elecciones en Andalucía, pero no con tanta distancia". Con esta sencilla frase resumió ayer Javier Arenas en Jerez el sabor de boca que los resultados electorales del 22-M han dejado en su partido, y en él mismo, al ver superadas con creces las mejores expectativas. Porque, siguiendo con otra frase pronunciada por un dirigente popular en la víspera de los comicios, la lectura rápida que hace el PP para dentro de un año es esta: "Ahora no solo el triunfo del PP en las autonómicas es posible, sino que es probable".
A Javier Arenas le ha salido casi todo bien. Sus alcaldes han ganado por mayoría absoluta en las ocho capitales, algunas de manera espectacular, como Sevilla, con la marca más alta de concejales en esta ciudad (20), tres por encima de lo necesario para gobernar sin ayuda de nadie. También tiene en sus manos cinco diputaciones (el PSOE presidía hasta el domingo todas) y el avance en los municipios medios ha sido enorme, al igual que en las zonas del interior, tradicionalmente de signo socialista.
El líder andaluz aumenta su influencia en el PP nacional
"Ganar la Junta no solo es posible, ahora es probable", dice un dirigente
La brecha abismal que separaba al PSOE del PP en provincias como Sevilla, Jaén y Huelva ya no es tal; de hecho, el PP prácticamente ha empatado en la última.
Los datos arrojan en el cómputo global de sufragios una ventaja sobre el PSOE de 7,1 puntos (39,36% frente a 32,22%). Aunque la extrapolación matemática de los números municipales al escenario del Parlamento de Andalucía no asegura la mayoría absoluta -PP, 51 escaños, PSOE, 45; IU, 11; y PA, 2-, la distinta naturaleza de unas elecciones y otra permite pensar que el margen para conseguirla es asequible. La experiencia habla de que se vota de manera diferente, además de que desaparecen las múltiples combinaciones de partidos independientes y autóctonos ligados a cada realidad local, y los condicionantes que eso supone.
Otro factor a favor es que, después del golpe, en el PSOE andaluz se presiente, cuanto menos, debates internos muy intensos. Más incluso que cuando se produjo la turbadora metamorfosis de sus liderazgos (de Manuel Chaves a José Antonio Griñán) en marzo de hace dos años, que ya le abrió a Javier Arenas un amplio y largo espacio para remarcar sus mensajes sobre la crisis y el galopante desempleo.
Le va a ser difícil al líder del PP andaluz contener la euforia de los suyos: tras 30 años a la intemperie, y muchas calamidades, por fin están en condiciones de ganar. Pero él insiste. En la misma noche electoral, que celebraron los populares en Sevilla en el Casino de la Exposición, Arenas era el menos pletórico y transmitía a quien se le acercaba palabras de serenidad. "Humildad y responsabilidad", fue lo primero que invocó ayer en Jerez, hasta donde se desplazó para acompañar a la nueva alcaldesa, María José García Pelayo, en un paseíllo triunfal por la ciudad. Eso no quiere decir, según aseguran quienes le rodean, que a Arenas le falte la convicción respecto a que en 2012 entrará en el Palacio de Sal Telmo, pero aún queda mucho partido por jugar.
El poder para la estructura orgánica del PP que supone la victoria en las cinco diputaciones va a ser de mucha ayuda en este propósito. Ahora los populares están en la mejor posición para entreverarse en los colectivos sociales y laborales, y, además, echar raíces.
Por si fuera poco, Javier Arenas sube aún más peldaños en la mucha influencia que tiene en la organización nacional de su partido. Hombre fuerte de Mariano Rajoy -a quien ha proporcionado estabilidad en la hasta hace poco tumultuosa vida orgánica-, por primera vez puede aportar sin complejos también una abultada bolsa de votos.
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