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Reportaje:

La liberación del Celta

Los vigueses logran meterse en las eliminatorias de ascenso tras semanas sufriendo

Liberado, con dos semanas para que el equipo se prepare y recobre su mejor condición, perdida durante los dos últimos meses, el celtismo festejó ayer a mediodía su clasificación para las eliminatorias por el ascenso. Pese al empate en Balaídos del pasado sábado frente al Elche (2-2), bastó el triunfo del Rayo Vallecano frente al Xerez para cumplir el primer objetivo de la temporada, un consuelo tras dejar escapar una clara opción de acabar el campeonato entre los dos primeros. La promoción se jugará en dos eliminatorias consecutivas, la primera los días 8 y 12 de junio; la definitiva, el 15 y el 19. "Ahora tenemos por delante 15 días fantásticos para liberar tensión", aventura en el entrenador, Paco Herrera, aliviado por evitar el próximo fin de semana un choque de alta tensión en el estadio jerezano de Chapín. Porque el celtismo festeja, pero el equipo no arranca y el sábado cedió un nuevo empate en Balaídos para hilar ocho partidos consecutivos sin ganar en su feudo, un desastre que ni los colistas de la categoría han podido igualar, solo el Villarreal B si pierde el próximo fin de semana ante el Recreativo.

"Vamos recuperando sensaciones, sobre todo en casa", afirma Paco Herrera
Preocupa aún que el equipo siga mostrándose muy vulnerable

Herrera se afana en la reconstrucción de un combo que se resquebrajó de manera inesperada. Cuando hace cuatro jornadas cayó goleado ante el Girona, el entrenador decidió darle la vuelta al equipo y armarse con una zaga de tres centrales, Ortega, Murillo y Túñez, casi inéditos durante la temporada. Desde entonces el Celta al menos no pierde. "Vamos recuperando sensaciones, sobre todo en casa y cada vez estamos más cómodos con el nuevo esquema", explica el entrenador, que sobre ese armazón defensivo trata ahora de rescatar a aquellos pilares que le llevaron a pelear por los primeros puestos. Así, ante el Elche dio vuelo de nuevo a Jonathan Vila, pieza clave en la salida aseada de la pelota, en detrimento de Murillo. Y sobre todo juntó al tridente que asombró en la primera vuelta de la competición, dos velocistas como David Rodríguez y De Lucas y un lanzador tras ellos, Roberto Trashorras, siempre en el debate. "Estoy recobrando mi mejor nivel", confía el talento de Rábade, que, cuando le hablan de sensaciones, responde con una cruda reflexión: "Todo eso está muy bien, pero hay que ganar. Y el Elche nos metió unos goles extraños, sobre todo el segundo, en el que remata de cabeza un delantero de metro y poco".

Porque ni siquiera jugar con tres centrales y replegarse en línea de cinco cuando el rival aprieta garantiza que se defienda mejor. "Hemos mejorado mucho, creo que estamos entendiendo el nuevo esquema", asegura el centrocampista Aritz López Garai, que vuelve a tener la confianza del técnico tras algún partido en el banquillo. Pero lo cierto es que el Celta sigue dando sensación de vulnerabilidad, sobre todo cuando se echa hacia atrás y particularmente para solventar las acciones a balón parado. Y, aunque Yoel ofrece un buen nivel, se siente más seguro con su meta titular, el lesionado Falcón, que tiene complicado regresar para las eliminatorias. A estas alturas, Herrera tiene todavía trabajo por delante y alguna decisión complicada. Por ejemplo buscar un rol en el equipo a Álex López, clave en la primera vuelta y en principio uno de los principales damnificados con el cambio de sistema. Y afinar la puesta a punto de sus dos magníficos laterales, que vuelven a afianzarse tras superar sendas lesiones. "El nuevo esquema nos permite tener más llegada a zonas de ataque, pero nos demanda estar muy bien desde el punto de vista físico", reflexiona el zurdo Roberto Lago.

Otros problemas se plantean desde el exterior, como la convocatoria de Andrés Túñez para jugar dos amistosos con Venezuela, uno de ellos contra España, y después la Copa América. El central, criado en Bertamiráns pero nacido en Caracas, donde vivió durante su niñez, se ha ilusionado con la llamada y ya ha dejado claro en el club que la atenderá. En idéntico dilema podría verse Hugo Mallo si el seleccionador sub 21, Luis Milla, le convoca para jugar el Campeonato de Europa de la categoría. "Preferiría quedarme con el Celta, no nos estamos jugando unas cocacolas", espetó el lateral cuando le preguntaron por esa posibilidad. Lo más probable es que le llegue una llamada de la selección pero para jugar el Mundial sub-20 que comienza a finales de julio.

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Son debates que no pueden ocultar el principal: de los cuatro equipos (Granada y Elche, también están clasificados, y al Valladolid le vale sumar un punto más o esperar un tropiezo de Alcorcón o Xerez) que jugarán por ocupar la tercera plaza de ascenso, el Celta es el que llega en peor condición, aliviado tras unas semanas de zozobra, pero en obras.

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