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Columna
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De unas urnas a otras

Nada más ser recontados hoy los votos para la renovación cuatrienal de más de 8.000 Ayuntamientos y 13 comunidades autónomas, quedará abierta sin solución de continuidad la lucha por las legislativas. Aunque el tono varíe en función de los resultados de cada partido, es altísimamente probable que el PP prosiga su monocorde campaña a favor de la disolución anticipada de las Cortes y el llamamiento a las urnas antes de que concluya la actual legislatura en marzo de 2012.

Sin embargo, no hay la suficiente congruencia entre los objetivos político-representativos de las elecciones locales, por un lado, y las elecciones generales, por otro, para considerarlas como la primera y la segunda vuelta de una misma consulta. Si el resultado de las municipales del 12 de abril de 1931 fue aceptado en sí mismo como un mandato democrático en favor de la proclamación de la República, las convocatorias de distinto ámbito -europeo, estatal, autonómico y municipal- del actual sistema constitucional tienen una considerable autonomía mutua. Desde el semiencabalgamiento producido en 1995 y 1996 entre las locales y las generales, esa corta distancia temporal -menos de un año- se ha reproducido en los periodos 1999-2000, 2003-2004 y 2007-2008. No hay, sin embargo, enseñanzas concluyentes sobre el condicionamiento de las segundas por las primeras: mientras que el PP sacó al PSOE 150.000 votos de ventaja en las municipales de mayo de 2007, los socialistas superaron a los populares en unos 1.100.000 sufragios en las legislativas de 2008.

Las elecciones municipales y regionales de hoy serán la bandera de salida para las legislativas

No deja de resultar sorprendente, por lo demás, que el PP, ardiente defensor durante la etapa presidencial de Aznar de agotar las legislaturas parlamentarias, haya cambiado de chaqueta. En cualquier caso, el obstáculo principal para un llamamiento a las urnas inmediato -elecciones generales, ya- es de orden técnico y práctico. La Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) ordena que las elecciones se celebren el quincuagésimo cuarto día posterior a la publicación del decreto de convocatoria: al resultar impracticables julio y agosto -por los hábitos vacacionales de los españoles- como meses de consulta, queda descartada la disolución del Parlamento en cualquier fecha de mayo o de junio. Sería necesario aguardar hasta los días últimos de agosto o comienzos de septiembre para convocar, a finales de octubre o comienzos de noviembre, unas elecciones cuyo tope constitucional es marzo de 2012.

Los socialistas tendrán a partir de mañana el trabajo complementario de celebrar las primarias para designar al sustituto de Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno. El Comité Federal del PSOE se reunirá esta semana para poner en marcha ese proceso. Si se presentaran varios aspirantes, competirían para conseguir el apoyo de los afiliados; de haber un solo candidato, sería proclamado sin necesidad de votación.

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