Rusa roja, pero no tanto
Hay algo deliciosamente conservador -en el sentido de conservar algo que vale la pena- en el segundo disco de la madrileña, un personaje que despierta amores y odios a pesar de lo amable de su propuesta musical y su imagen. Pero este es un país donde dos se juntan y salen tres opiniones. El disco sabe a Gene Pitney y Belle and Sebastian, a Joni Mitchell y Julie Driscoll, pero también a su autora, mucho más que un aliño fotogénico para una escena huérfana de hormonas y villanos. Solvente en la interpretación y magnífico en el tono de los temas (The memory is cruel es un clásico), Fuerteventura solo mejoraría con un toque de Lanzarote, la novela maligna y cínica de Michelle Houellebecq.
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