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Reportaje:

Otro amigo para Özil

El Madrid ficha a Altintop, que comparte representante con el medio y con Sahin

Eleonora Giovio

Frank Rost, el portero del Hamburgo, nunca se olvidará de aquel chico con barba y cara seria que le pedía, cada mañana y cada tarde, que se quedara con él para ensayar los disparos desde la distancia. Después de cada entrenamiento siempre se quedaban los dos: Rost y Hamit Altintop. Por aquel entonces, el volante del Bayern, cuyo nombre en turco significa "balón de oro", tenía 20 años y jugaba en el Schalke. Han pasado ocho años, Altintop tiene ahora 28 y el sábado se despidió de su afición en el Alliance Arena. Se acabó su etapa en el Bayern. El nuevo fichaje del Madrid (llega libre) vestirá la camiseta blanca las próximas cuatro temporadas.

Altintop se reencontrará en el vestuario de Valdebebas con su compañero en la selección turca Nuri Sahin y su gran amigo Özil. Los tres, alemanes de ascendencia turca, comparten representante. Nacido en Gelsenkirchen, Altintop se quedó huérfano de padre con tres años. Sus progenitores acababan de emigrar a Alemania tras dejar Malatya, provincia turca que vive de los albaricoques. La madre, Meryem, obrera en una fábrica, tuvo que hacerse cargo de Hamit, su gemelo Hamil (también futbolista, del Eintracht) y sus tres hermanas y costear su afición. "Su amor nos hizo fuertes. Nunca nos faltó nada", dijo Altintop. La familia se encontró con la ayuda de Dakin, verdulero de Gelsenkirchen.

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Por los barrios de la antigua ciudad minera empezaron los gemelos Altintop a dar patadas a un balón (jugaron juntos hasta los 20 años). Hamit creció en el mismo ambiente que Özil, en la conocida jaula de los monos, una pista de cemento de Bulmke, el barrio obrero, llamada así porque estaba rodeada de verjas y alambradas. No había balones de verdad, sino pelotas de plástico.

Altintop se dividía entre la pista de cemento, las clases en el colegio y las horas de terapia para corregir su tartamudez. "Empecé a tartamudear con 10 años. En el colegio se mofaban mucho de mí. Recuerdo que no quería decir nada y que nunca levantaba la mano porque tenía miedo de que el profesor me hiciese hablar delante de todos", se sinceró el jugador en una entrevista. "Con 12 años empecé una terapia lingüística. Me hacían leer en voz alta para escucharme a mí mismo. Mejoré. Pero, después de los partidos, con la adrenalina a mil, no controlo el ritmo de la respiración y las palabras salen mal. La gente lo nota. Es una cosa que he superado, pero que me costó mucho asumir. Ahora he aceptado que forma parte de mí. El exboxeador Muhammad Alí tenía Parkinson y eso formaba parte de su vida. Pues mi tartamudez, también de la mía".

Empezó como volante en el Tus Roothausen y el Wattenscheid. Fichó por el Schalke en 2000 (el club pagó por él 1,8 millones) y debutó con Heynkes marcando dos goles al Borussia, el eterno rival. "Tiene mucho carácter y sus cambios de ritmo me recuerdan a Matthäus", declaró el técnico que levantó la séptima con el Madrid. El mismo Heynkes es quien empezó a retrasar su posición al lateral derecho un par de años después.

Elegido para el once de la UEFA de la Eurocopa de 2008 -juega con Turquía-, su figura se ha diluido un poco en los últimos años. En el Bayern, al que llegó en 2007, nunca ha conseguido hacerse con la titularidad. Ha disputado 63 partidos en cuatro temporadas en el Alliance Arena, pero solo 37 de inicio (en la última solo ha sido titular en ocho).

Mourinho le quiere como recambio en el lateral derecho, aunque Altintop siempre ha dicho que su posición favorita es la de volante.

Altintop, en un partido con el Bayern Múnich.
Altintop, en un partido con el Bayern Múnich.FRANK LEONHART (EFE)

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.
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