La prohibición aviva el 15-M andaluz
Los jóvenes se manifiestan pese al veto de las juntas electorales
Las juntas electorales de Sevilla, Granada y Almería prohibieron ayer las concentraciones convocadas por el movimiento 15-M. Sin embargo, cientos de personas desafiaron la anulación y se concentraron en las principales ciudades andaluzas.
La Junta Electoral de Sevilla prohibió la concentración, que atribuyó a Democracia Real Ya, un movimiento que desde el martes insiste públicamente -se puede leer en su web- en que "no convoca ni organiza" los actos de Sevilla, aunque los apoya. El órgano electoral también argumentó que se presentó fuera de plazo porque se comunicó a las 20.50 del martes y se convocó a las 20.00 de ayer, sin que pasaran 24 horas.
Medio millar de personas aguantó bajo la lluvia en la plaza de La Encarnación. Francisco Jurado, de Democracia Real Ya, calificó la decisión de las juntas electorales de "uso perversos del derecho" porque los tiempos previstos en los procedimientos legales hacen inviables los recursos. "Venimos con la intención de quedarnos", advirtió Rafael Vargas, del grupo Estado del Malestar. Federico Noriega, de Alternativa a la Crisis, añadió que la convocatoria pacífica responde al derecho a reunirse y está por encima de los argumentos de la Junta Electoral. De esta forma, los manifestantes permanecieron dos horas y decidieron volver a concentrarse esta tarde con los mismos argumentos, protestar por la situación general y culpar de ella a partidos, sindicatos y bancos.
En Granada, donde de madrugada fueron detenidas tres personas acusadas de resistencia a la autoridad durante el desalojo de un campamento, unas 400 personas, en su mayoría jóvenes, volvieron a concentrarse frente al Ayuntamiento, informa Valme Cortés. También en Huelva y en Almería lo hicieron un centenar de personas.
En Málaga, unas 320 personas se reunieron por la tarde en la Plaza de la Constitución, donde la víspera, varias decenas de manifestantes habían pasado la noche. "Cuidado con las banderas y símbolos que exhibimos, porque la gente está loca por etiquetarnos", clamaba un joven a través de un altavoz, que iba pasando de una mano a otra a medida que los congregados iban pidiendo la palabra. Unos 25 se mostraron dispuestos a pasar la noche.
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