Casi 200 extranjeros podrán votar en Oímbra tras censarse en grupos de hasta 27 personas

El ayuntamiento ourensano de Oímbra (1.512 residentes habituales), gobernado por el popular Alfonso Villarino, se ha convertido en paradigma del hacinamiento de extranjeros, en su mayoría portugueses. La avalancha de nuevos habitantes que ocupan pisos en grupos de decenas y hasta veintenas, coincide con las elecciones. Todos se han empadronado y podrán votar el próximo domingo.

En Oímbra, un municipio ubicado en la comarca verinense de Monterrei, se ha disparado el censo electoral. A los 1.512 residentes se han sumado 192 extranjeros. Según datos a los que ha tenido acceso este periódico, los inmigrantes viven hacinados. En la Rúa dos Pateiros número 6 habitan 27 extranjeros que no guardan entre sí -a la vista de sus apellidos- el mínimo parentesco.

Lo mismo que los 15 domiciliados en el número 3 de la calle Canto da Rá; los 18 que tienen su domicilio en el número 17 de la calle Vilarello; los nueve que comparten vivienda en el número 8 de la calle Carreira; los siete del número 3 de la Rúa do Augusto; y los muchos otros que, siempre en grupos de cinco o más personas, se distribuyen por los inmuebles del municipio ourensano. Uno de los extranjeros figura domiciliado en el grupo escolar del pueblo.

Oímbra es conocido en Ourense porque su alcalde, el baltarista Villarino, que lleva más de 30 años en la alcaldía, es el cargo electo de la provincia que más cobra en dietas por asistencia a plenos y juntas de gobierno.Con unas municipales en las que, por primera vez, está en juego la mayoría de la Diputación para el barón provincial del PP, el censo de Oímbra se dispara con un repentino aluvión de extranjeros que no resiste la mínima comparación con el empadronamiento de inmigrantes en los ayuntamientos vecinos y de similar número de habitantes. Frente a los casi 200 nuevos residentes de Oímbra, en el resto de municipios los extranjeros empadronados apenas superan la decena.

Cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) alertó hace meses del engorde de los censos en vísperas de las municipales -que afectaba fundamentalmente a municipios ourensanos-, Villarino justificó el de su ayuntamiento destacando que "es imposible manipular el padrón", aunque reconociendo que alguno de los nuevos habitantes no viven en el término municipal "pero tienen relación" con él.