Fiesta doble en Manchester
El City se corona en la Copa 35 años después y el United sella su 19ª 'Premier'
La jarana en Manchester es de órdago con los dos equipos punteros -y enemigos íntimos- de la ciudad en la cumbre. De juego agresivo e inagotables recursos, el Manchester United igualó con el Blackburn a domicilio (1-1) y firmó la rúbrica a una temporada redonda con el laurel de la Premier League. Un trofeo a su medida -suma 19- porque el equipo y Alex Ferguson discuten la historia al Liverpool, ya atrás en el número de títulos, con uno menos. También se coronó el Manchester City, que doblegó al Stoke (1-0) en Wembley en la final de la Copa inglesa (FA Cup) y recupera el prestigio 35 años después de su último triunfo. El red devil Chicharito y el citizien Touré resultaron capitales.
El Manchester City recuperó en Wembley la gloria y parte del infinito dinero que se ha gastado -más de 400 millones de euros desde septiembre de 2008- el Abu Dhabi Group para confeccionar un equipo campeón. Absorbió el cuero, generó fútbol de alto copete por momentos y hasta despersonalizó al Stoke, rival que amenazaba por su juego directo, pero que se quedó en agua de borrajas al perseguir la pelota y no el marco contrario. Fue el City un equipo valiente y brioso, que encontró en el gol de Touré el premio que tanto ansiaba, el trofeo a un fútbol que se le presuponía por condiciones pero que no exhibía por precaución, la medalla de oro de la Copa inglesa.
Para lograr el título, el jeque Sheikh Mansour no ha escatimado en fichajes, en una inversión terrorífica de petrodólares. Este año llegaron Dzeko (Wolfsburgo, 37 millones), Touré (Barça, 30), Ballotelli (Inter, 29,5), Silva (Valencia, 28,7), Kolarov (22,7) y Milner (Aston Villa, 22). Contrataciones, en cualquier caso, de precios desorbitados, que no desentonan con las de ejercicios anteriores, como Kompany (8,5), Bridge (13), Barry (13,9), Kolo Touré (18), Lescott (27,5) y De Jong (18). Se cuentan, además, fracasos como Given (9), Wright-Phillips (12,2), Santa Cruz (21,2), Adebayor (29) y, sobre todo, Robinho (43). Todo para, con Mancini, jugar a la defensiva.
No ocurrió así ayer, cuando el técnico se sacudió de encima el apelativo de rácano al quitar a un medio centro (Barry) por un extremo (Adam Johnson). Un cambio que originó el gol de Touré, que sí se atrevió a dejar de lado la timidez del medio, y que soltó un zapatazo que ya nadie pudo detener. Una recompensa al atrevimiento, un galardón al ataque, un gol que bien valió la FA Cup.
No le prestó mucha atención el Manchester United al laurel de su vecino, que un par de horas antes se había coronado con la Premier. Y eso que al principio tenía el día torcido, sin carburar en línea alguna. Pifias estrepitosas del portero Kuscszak, errores defensivos, escasez de ingenio y pase en la creación y remate desajustado. Muchas deficiencias que le pasaron factura. Todo empezó con el indeciso Kuscszak, que en tres episodios tan cómicos como peligrosos -en uno recibió el gol de Emerton- certificó que no puede ser el relevo de Van der Sar para el curso que viene, toda vez que el holandés ya ha aclarado que su último partido será la final de la Champions contra el Barça.
Pero todo eso son males menores para Chicharito, el delantero más certero de la Premier, con 13 goles en 24 disparos. Ayer se fabricó dos jugadas: en una, recogió el esférico en el balcón del área y definió a la media vuelta; en la otra, tocó un balón que todo el mundo daba por perdido menos él y fue derribado en el área por el meta. Penalti, gol de Rooney y título del Manchester United, el mejor en la historia de Inglaterra.
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