Loa a los peones de la conquista
El escritor Pablo Zapata reivindica en 'Soldado de a pie' el papel de las milicias españolas en América
En 1992, con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América, la Universidad de Sevilla invita a Bernal Díaz del Castillo, que por aquel entonces tiene una edad próxima a la de Matusalén y que emplea un lenguaje que ya ha quedado en desuso, a dar varias conferencias acerca de cómo fueron las conquistas en el nuevo continente. Ponencia tras ponencia, Díaz del Castillo, soldado y autor de La verdadera historia de la conquista de la Nueva España, defiende a los obreros anónimos de la conquista: los soldados.
Muchas veces, la historia reconoce a las cabezas más visibles, como Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno o Hernán Cortés. Y, sin embargo, los guerreros son los que están en primera línea de batalla, los que se exponen cuerpo a cuerpo. De esta constatación nace la obra de Pablo Zapata (1946, San Martín de Unx, Navarra) Soldado de a pie, un libro que se erige desde las anotaciones de Díaz del Castillo y que reivindica el papel de quienes realizaron las conquistas.
"La hazaña de Cortés es mayor que la de Alejandro Magno", sostiene el autor
Después de cada conferencia, Díaz del Castillo participa en un coloquio. Repetidamente, los asistentes acusan a las tropas de Cortés de haber empleado una violencia extrema para lograr su cometido. El ponente reconoce que hubo excesos, pero les insta a enmarcar los hechos en la época en que acontecieron y les recuerda que el siglo XX, con las guerras mundiales o el genocidio nazi, ha sido uno de los más crueles de la historia. "No importa errar en lo menos quien acertó en lo más", apunta el escritor -que leyó Cortés, el ensayo de Salvador de Madariaga sobre el conquistador con apenas 18 años- parafraseando a Calderón de la Barca.
Y es que Zapata, que recorrió durante más de un mes todo el itinerario que describe en el libro, cree que, pese a que se cometieron algunas atrocidades evidentes, el ejército de Cortés llevó a América la religión, las costumbres, la arquitectura y la lengua, tal y como Roma hiciera con España. "Al ser una conquista, se impone el vencedor. ¿Queríais pervivir con vuestros dioses y vuestra antropofagia? ¿O que os hayamos llevado la cultura grecolatina en el sentido del cristianismo que tantos premios Nobel ha generado?", se cuestiona.
A Zapata, autor de otras novelas como La cueva del Toloño, no le cabe duda de que la barbarie es algo inherente a una conquista. Así, recuerda que en la invasión romana se vivieron episodios violentos como los de Numancia y Sagunto y, sin embargo, en la actualidad no existe revanchismo hacia los italianos entre los españoles. Además, el escritor reivindica que la conquista de México no tiene comparación en la historia. "Iban 400 soldados con 13 caballos y 13 cañoncitos. Sin duda alguna, la empresa de Cortés como estratega es superior a la de Alejandro Magno", afirma.
Por ello, el escritor no comprende que en el país norteamericano haya cierto revisionismo por hechos que acontecieron varios siglos atrás. Máxime cuando México fue, según el autor, la "niña mimada" de la corona española, como atestigua, tal y como asevera Zapata, que una de las principales imprentas de la época se instalara en la Ciudad de México.
No obstante, el escritor sostiene que España no ha sabido aprovechar la conquista por las constantes guerras bajo el mandato de Carlos V (1516-1556) y Felipe II (1556-1598), como la de Flandes. "Si España no se hubiera desangrado, los pingüinos de norte a sur hablarían castellano", abunda.
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