El Fondo alerta del riesgo de que la crisis de la deuda golpee a EE UU
El organismo es optimista sobre la economía mundial, pero ve amenazas - Los países emergentes crecerán el 6,5%, frente al 2,5% de los avanzados
Con el mundo sacando aún la cabeza de uno de los fracasos más violentos de la vida económica en los últimos 100 años, el FMI abrió ayer su reunión de primavera con un mensaje de optimismo contenido: la recuperación está cobrando ímpetu, aunque sigue siendo extremadamente desequilibrada. Lenta en las economías avanzadas y fulgurante en los países emergentes. Y preñada de riesgos, con un sinnúmero de problemas potenciales entre los que destaca uno que podría dar perfectamente al traste con todo lo demás. La crisis fiscal europea está ahí y ya ha provocado daños serios, pero el mayor peligro procede de Estados Unidos: la economía norteamericana tiene "una necesidad particularmente urgente" de atajar sus problemas fiscales "para disipar el riesgo de fuertes fluctuaciones en el mercado de bonos", destaca el informe Perspectivas Económicas Mundiales del FMI.
Alemania y EE UU han sido hasta ahora beneficiarios de la inestabilidad
El FMI ve riesgo de sobrecalentamiento en las economías emergentes
La incertidumbre sobre la posición fiscal norteamericana puede causar "abruptos incrementos en los tipos de interés" en la deuda pública y "desestabilizar los mercados de deuda globales". El FMI exige a Estados Unidos medidas urgentes: una "reforma de la tributación" (eufemismo que esconde en realidad una subida de impuestos) y una reforma de la Seguridad Social (en este caso, la reforma significa en realidad sacar la tijera: recortes). "El ajuste fiscal necesario es considerable en todas las economías avanzadas, empezando por Estados Unidos y Japón. Pero solo un número limitado de países [entre los que no se encuentra EE UU] han hecho planes fidedignos: eso puede provocar sacudidas en los mercados", explicó el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard.
En otras palabras, el Fondo vaticina que los problemas fiscales europeos pueden cruzar el Atlántico, según el análisis de la institución, por norma general mucho más complaciente con EE UU que en esta oportunidad. Fuentes del Fondo indicaron que ese giro es consecuencia de una auditoría interna que criticaba con dureza los años del español Rodrigo Rato al frente del FMI, marcados por una cierta condescendencia, un optimismo infundado con EE UU y su sistema financiero. Jörg Decressin, autor del informe de perspectivas, intentó quitar hierro al cambio de tono del Fondo y aseguró que los riesgos asociados a Estados Unidos "ya aparecían en informes anteriores".
A lo largo de la crisis de deuda europea, dos países se han beneficiado de los problemas de los periféricos: Alemania y Estados Unidos, cuyos bon6os han pagado tipos de interés muy bajos por el vuelo hacia la seguridad de los inversores. La tesis del FMI es que eso puede cambiar radicalmente en el caso estadounidense, cuyo Gobierno ha sufrido un vía crucis para aprobar los Presupuestos. Al margen del riesgo asociado a una crisis fiscal en EE UU, los mayores peligros que acechan a la recuperación son los siguientes:
- Divergencia. Adentrándose ya en el segundo año de la recuperación, la economía global crecerá en torno al 4,5% este año y el siguiente, aunque a dos velocidades muy marcadas: los países avanzados crecerán un 2,5%, frente al 6,5% de los emergentes. Si en las economías más desarrolladas el temor es al bajo crecimiento combinado con la crisis fiscal y unos bancos que siguen sin recuperarse -y, por tanto, sin prestar-, el del mundo en desarrollo es bien distinto: peligro de recalentamiento y formación de burbujas, por un lado, y de inflación por el alto precio del petróleo y de las materias primas, que puede llevar a provocar nuevas algaradas sociales.
- Inflación. Las perspectivas del Fondo dejan en entredicho la última subida del Banco Central Europeo (BCE), ante las posibles presiones inflacionarias en la eurozona. "La inflación va a mantenerse baja e incluso a caer en los países desarrollados", aseguró Blanchard. La inflación apenas se va a notar porque el peso del petróleo en esas economías ha caído, hay exceso de capacidad y la indexación salarial es menor que en otras épocas. En los emergentes la historia es diferente: la menor credibilidad de los bancos centrales y el mayor peso de los alimentos y las materias primas en la cesta de la compra hace a esos países más vulnerables. Aun así, "la inflación no va a descarrilar la recuperación", cerró Blanchard.
- Burbujas. El sobrecalentamiento vuelve a amenazar con la formación de burbujas de activos en los emergentes. Blanchard aconsejó a esos países "no resistirse a apreciaciones de los tipos de cambio", no olvidarse de la consolidación fiscal y en última instancia utilizar los controles de capital para combatirlas.
- Banca y deuda. A pesar de las medidas extraordinarias, del diluvio de liquidez y de todas las ayudas públicas, "la banca sigue sin estar fuerte y en esas condiciones la solidez del sistema monetario, pese a que ha mejorado, sigue frágil", indicó Blanchard. La situación de la banca está conectada con la posición fiscal de algunos países, esencialmente en Europa. "No contemplamos reestructuraciones de deuda", dijo el economista francés.
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