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Crítica:ZARZUELA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hasta el 22 de mayo

De los factores que definen una representación lírica, y conforman su atmósfera, uno de ellos es el teatro donde tiene lugar y, en particular, el público que lo frecuenta. El público del teatro de La Zarzuela va, por encima de todo, a disfrutar, lo que marca la primera diferencia con otros públicos que van sobre todo a juzgar la calidad mayor o menor de los espectáculos que se le presentan. No quiere esto decir que el público de La Zarzuela lo acepte todo sin ningún sentido crítico. En la escenificación de la nueva producción de Luisa Fernanda, que se estrenó ayer, matizó con rigor el aplauso a cada uno de los participantes y así ese público soberano convirtió a Juan Jesús Rodríguez en el triunfador de la noche con todo merecimiento por su magistral composición en todos los sentidos del personaje de Vidal. Pero también disculpó las deficiencias vocales y teatrales de otros artistas, ovacionándoles aunque con menos intensidad.

LUISA FERNANDA

Con Y. Auyanet, J. J. Rodríguez, C. Gallardo-Domas, J. M. Zapata

y A. Font. Director musical: Cristóbal Soler. Dirección

de escena: Luis Olmos. Teatro

de La Zarzuela, 8 de abril.

Melodías reconocibles

Luisa Fernanda es una de las zarzuelas más populares y hasta emblemáticas que existen. Las melodías son reconocibles, los dúos son sugerentes, los coros -tanto la mazurca de las sombrillas como el de los vareadores- son excelsos y las situaciones teatrales tienen fuste. El teatro de La Zarzuela ha reunido tres buenos repartos vocales para ir sacando adelante con dignidad esta obra hasta el 22 de mayo. El del estreno cumplió, aunque se podía esperar de Gallardo-Domas una mayor incisividad teatral como Luisa Fernanda, de Zapata una mayor cohesión como Javier Moreno y de Auyanet un poco más de empuje como Carolina. Amelia Font dio una lección de cómo pisar la escena y Juan Jesús Rodríguez bordó su personaje. El resto de los solistas y el coro estuvieron acertados, y la orquesta se desenvolvió con brío a las órdenes del joven Cristóbal Soler.

Tuvo asimismo mucho mérito la puesta en escena, entre tradicional y moderna, con proyecciones de gran interés plástico y ambiental a cargo de Carles Mora bajo la supervisión audiovisual de Mariona Omedes, y con un vestuario con detalles de gran clase a cargo de Pedro Moreno. En conjunto fue un notable espectáculo que el público acogió con mucho calor.

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