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Reportaje:

Los recuerdos que nadie roba

Más de 200 familias se reúnen en Chiclana para informarse de cómo buscar a los niños desaparecidos - El encuentro busca avanzar en una solución común

María Peinado y sus siete hermanos no olvidan a Pedro Antonio. Deberían ser nueve en la familia. Nació en 1971 en el Hospital de Mora de Cádiz pero los médicos les dijeron a sus padres que murió poco después. Nunca vieron su cuerpo. Le pasó lo mismo a la familia de Antonia Moreno. Sus hermanos mellizos, nacidos en 1955, Andrés y Paloma, desaparecieron en el mismo centro sanitario. "Nos dijeron que lo bautizaron ellos y que lo enterraron. Nadie lo pudo ver". Más de 200 familias repitieron ayer relatos similares en Chiclana (Cádiz), primer encuentro de afectados en esta provincia, convocados por la asociación Anadir. "Es saber que esto de lo que venimos hablando muchos años entre los nuestros en un problema de muchos", dijo la presidenta del colectivo en Andalucía, Rosario Herrera.

La Fiscalía de Cádiz tendrá en sus manos 80 denuncias antes de fin de mes
Anadir pide medios suficientes para el trabajo de fiscales y Policia Judicial

En el lugar de la reunión se respiraba la emoción contenida. Se palpó en los testimonios entre lágrimas de las madres que perdieron a sus pequeños sin explicaciones. O los hombres y mujeres que creen que sus hermanos están vivos y quieren aclarar la incertidumbre que no pudieron resolver sus padres. El encuentro de ayer pretendía concentrar estos casos y exponer una solución común. "Les hemos facilitado la respuesta a sus dudas más comunes: qué documentación necesitan para presentar una denuncia, dónde la tienen que presentar, qué deben hacer para recabar más datos", explicó Jesús Alcina, miembro de Anadir.

Los relatos son comunes, desgarradoramente parecidos. "Quizá mi hermano murió realmente pero por qué no se lo dejaron ver a nadie, por qué pagaron supuestamente un bautizo y un entierro desde el hospital. Es algo que siempre hemos hablado en la familia y nadie lo entiende", describe Antonia Moreno. Quiere saber de sus hermanos Andrés y Paloma. Ahora deben tener cinco años menos que ella. Nacieron en 1955. Ahora no se llamarán así pero, a lo mejor viven, y quiere saber qué fue de sus vidas. Es como una deuda pendiente.

María Peinado quiere conocer a su noveno hermano. El más chico. "Sé que pesó mucho al nacer". Pero poco más. Las familias, que han compartido durante estos años estas tragedias como un secreto, ahora las divulgan sin problemas con afán de que esos niños desaparecidos les escuchen y encajen las piezas perdidas del rompecabezas de sus vidas. "No será fácil demostrar todos los casos. Dependerá del apoyo y los medios con los que cuenten las fiscalías y la policía", aseguran los responsables de Anadir.

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La Fiscalía de Cádiz tendrá antes de que acabe abril 80 denuncias, que serán más a partir del mes que viene cuando los asistentes a la reunión de ayer las formalicen. La de Algeciras, más avanzada en la investigación, ha solicitado ya la exhumación de algunos restos en cementerios del Campo de Gibraltar y ha iniciado la recogida de muestras de ADN de los familiares denunciantes. También en la bahía de Cádiz algunos padres y hermanos pedirán que se investigue en cementerios de varias localidades como Chiclana, Cádiz y El Puerto.

Los asistentes ayer se aferraban a lo poco que conservan sobre esos niños. Carpetas sacadas de los cajones donde guardan como relicarios los informes del parto, algún libro de familia o escasos certificados de defunción. Sospechan que a sus pequeños se los robaron. Pero nadie se ha llevado los recuerdos que arrastran desde hace años.

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