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La travesía de las políticas andaluzas

El libro 'Diputadas' recoge la historia y actividad pública de 1.132 mujeres

Las primeras elecciones autonómicas de 1982 se saldaron con solo seis mujeres diputadas de 109 escaños, el 5,51%. En la octava legislatura del Parlamento de Andalucía ya hay 50 mujeres, el 45,87%. La presidenta de la Cámara, Fuensanta Coves, destacó ayer este dato durante la presentación del libro Diputadas, un trabajo de investigación exhaustivo sobre las políticas andaluzas, desde las ilustradas del Siglo de Oro que abren el camino a la actualidad. Escrito por el periodista Rafael Rodríguez, y editado por la institución, el texto analiza desde diferentes ópticas la presencia de las mujeres en la vida pública, también la de las que ocuparon y ocupan un sitio en el ámbito local, en el Congreso de los Diputados y en los gobiernos central y autonómico. Hasta 1.132 mujeres aparecen citadas en el libro, que es la historia de la lucha de la mitad de la población por algo tan básico como estar representada allí donde se ejerce el poder político.

Aunque actualmente la Cámara autonómica registra prácticamente la paridad de sexos en cifras y peso político, no es hasta 1996 cuando el papel insignificante de la mujer empieza a quedar atrás, sobre todo por las cuotas que imponen algunos partidos y las leyes que se van aprobando. Especialmente la Ley de Igualdad nacional, que establece una presencia mínima del 40% de cada uno de los sexos en las candidaturas. Pero es la modificación de la Ley Electoral de Andalucía en 2005 la que da el último empujón, al obligar a presentar las llamadas listas cremalleras, en las que se alternan hombres y mujeres. No obstante, persiste el dominio masculino en las estructuras orgánicas de los partidos, y el tiempo de la permanencia de las diputadas en la Cámara es muy inferior a la de los hombres.

El libro incluye una encuesta de opinión que, a instancias del Parlamento andaluz, ha elaborado el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Capdea) entre las 139 mujeres que han pasado por la institución desde 1982. Al sondeo contestaron 80, lo que supone un 60%. La mayoría piensa que su presencia en el Parlamento ha sido muy importante para que se aprueben medidas que favorecen a las mujeres, así como para que mejore la percepción del género femenino entre los ciudadanos.

Consideran que la mayor dificultad que tiene la mujer para dedicarse a la política es la responsabilidad familiar y la conciliación (52,5%). También la existencia de un "club de hombres" predominante en la la Cámara (31,3%), y normas no escritas que traban la participación de las mujeres en el trabajo parlamentario (27,5%). Es llamativo que el 76% señala en el apartado de otros inconvenientes a su labor los comportamientos y actitudes relacionados con la discriminación de género. Aunque buena parte de las que opinan así no son ya diputadas, y un porcentaje significativo ejerció en las primeras legislaturas. Precisamente, la encuesta detecta que, por encima de diferencias ideológicas, se forman dos grupos entre las diputadas elegidas los cinco primeros mandatos y los tres últimos. Las más antiguas denuncian la hegemonía de la cultura machista, mientras que las más recientes describen una mayor igualdad.

Las partidarias y detractoras de las cuotas de género, sin embargo, responden a la dinámica de izquierda y derecha, pese a que un tercio de las parlamentarias del PP están de acuerdo con que se incentive la presencia de las mujeres con normativas.

El acto de presentación del libro se celebró en el Salón de los Tapices del Alcázar de Sevilla, que fue la sede de las primeras sesiones plenarias del Parlamento de Andalucía.

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