Adiós a una estrella
General Motors está empezando a parecer desconsiderada con sus altos ejecutivos. El pasado agosto, Ed Whitacre dimitió como consejero delegado después de solo unos meses en el cargo y justo antes de que el fabricante de automóviles estuviera listo para salir a Bolsa. Ahora, la compañía de Detroit ha perdido a Chris Liddell, su respetado director financiero. Cabía esperar algunos cambios en la directiva, y es un claro contraste con la longevidad de los torpes peces gordos que llevaron a GM a la quiebra. Pero la rápida marcha de Liddell, apenas un año después de que se incorporara, deja la impresión de que a la alta dirección de GM le está costando cuajar.
El fabricante de automóviles se benefició del sensato enfoque del ex director financiero de Microsoft, que no solo fue un contrapunto a los fabulosos pronósticos de Whitacre de que GM podría devolver en su totalidad los 50.000 millones de dólares que le debe al Gobierno estadounidense por su rescate. Eso tuvo todavía más importancia, ya que casi todos suponían que Liddell se quedaría en GM mucho tiempo, mientras que se esperaba que Whitacre, de 68 años, no estuviese más de un par de años.
Es más, el nombramiento de Liddell envió el mensaje de que la nueva y mejorada GM estaba reuniendo a los mejores y a los más brillantes con independencia de su procedencia, en vez de confiar solo en la limitada reserva de talento de Detroit. Y estaba claro desde el principio que Liddell quería ser algo más que un director financiero. Cuando se marchó de Microsoft, la empresa dijo que "quería llevar su carrera más allá de ser un director financiero". De acuerdo: la repentina salida de Whitacre el pasado verano no dejaba mucha salida a GM, pero, como mínimo, el consejo de administración no logró cumplir las expectativas de uno de sus nuevos fichajes más importantes.
Cierto es que el sustituto de Liddell, Dan Ammann, es un gran experto en el negocio, ya que fue asesor de GM en su antigua vida como jefe de banca industrial de Morgan Stanley antes de convertirse en tesorero del fabricante de automóviles el año pasado.
Pero los accionistas ya están preocupados por el efecto del aumento de los precios del petróleo en las ventas de camiones y de todoterrenos ligeros, espoleados por el jefe Dan Akerson, que apenas lleva seis meses en el cargo, al decir que la industria automovilística no aprendió lo suficiente de la última crisis petrolera. Lo último que necesitaba GM, cuyas acciones ya cotizan por debajo del precio de su oferta pública de acciones del pasado año, era perder a uno de sus actores estrella. -
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