Metales no preciosos
El robo de cobre se ha convertido en los últimos años en una constante. Toneladas. Cables de teléfono o carreteras enteras a oscuras por los conductos de la luz. Incluso cementerios. Algunos municipios pequeños se han quedado sin suministro eléctrico o de teléfono durante días. Un kilo de este metal se llega a pagar entre cinco y seis euros, dependiendo del precio de cotización en el mercado.
Hasta tal punto son frecuentes estos hurtos que el pasado mes de noviembre el Ministerio del Interior lanzó una ofensiva policial con la intención de intentar atajar el repunte de los robos. Ese plan incluye colaboración directa con las empresas afectadas (eléctricas, telecomunicaciones y Renfe, entre otras) para que tomen medidas preventivas que dificulten los robos.
Interior dio órdenes precisas a todas las unidades de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para que extremen la vigilancia y el control de las chatarrerías y fundiciones donde se procesa el metal robado.
Según fuentes de la Guardia Civil las compras masivas de cobre en China son el origen de la subida del precio de este metal. Desde junio de 2010 el valor de venta del cobre subió más de un 50%. Ahora, los robos de latón, principalemente el de las manillas de las puertas, siguen la estela de los de cobre.
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