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Reportaje:

La Galicia ecológica no arraiga

Solo el 13,7% de los gallegos reconoce que en su dieta figura algún producto procedente de la agricultura más natural, según el primer estudio del sector

El consumo de productos ecológicos en Galicia no acaba de asentarse. En 2010 tan solo el 13,7% de los consumidores reconocía que en su dieta figuraban este tipo de productos con cierta asiduidad, es decir, un mínimo de una vez al mes. Este es el dato que se desprende de un trabajo realizado por el Centro Tecnológico Agroalimentario (Cetal), en cooperación con el Consello Regulador de la Agricultura Ecológica de Galicia, (Craega), en el primer barómetro de percepción y consumo de alimentos ecológicos en Galicia. La principal conclusión es que el consumo es todavía "incipiente".

Se trata de un trabajo realizado con 1.112 consumidores gallegos en noviembre de 2010. Este estudio permite igualar el conocimiento sobre la realidad del consumo de alimentos ecológicos en Galicia al que se tiene en países como Francia, que viene realizando un barómetro similar desde hace años, o comunidades autónomas como Cataluña, la única que hasta la fecha disponía de esta herramienta.

Los problemas de autoabastecimiento y el precio retraen el consumo
Muchas personas creen más positivos conceptos como 'natural' o 'del país'

El barómetro supone un salto cualitativo en cuanto al conocimiento objetivo de los condicionantes y percepciones del consumidor gallego sobre estos alimentos. Esto permitirá a los agentes y operadores sectoriales desarrollar estrategias de penetración y consolidación del mercado interno de los alimentos ecológicos, conociendo los parámetros en los que se mueve el consumidor gallego.

El porcentaje de consumidores habituales de agricultura ecológica se eleva hasta el 31% en Cataluña o el 46% en Francia, lejos del 13,7% gallego. La intensidad del consumo también es menor en Galicia. Solo el 2,2% de los consumidores gallegos se nutren a diario con algún alimento ecológico. Este porcentaje no es muy superior en Cataluña (2,6%) pero se eleva al 9% en Francia, país de larga y consolidada tradición en el consumo de alimentos ecológicos.

En las conclusiones se refleja que en esta situación es evidente la influencia que tiene en el consumidor gallego la percepción del apellido "ecológico" para un alimento. Este término todavía no está suficientemente asociado a una imagen positiva de los alimentos. Así, otros como "casero" o "del país", asociados intuitivamente por el consumidor a un modelo de producción más natural, son reconocidos como positivos por el doble de consumidores (27%) que los que atribuyen esta cualidad al calificativo "ecológico" (14%).

Partiendo de esta situación, se asume que hay un "importante reto para la agricultura ecológica" en la labor de acreditar ante el consumidor gallego que estos alimentos son los únicos que realmente garantizan un modo de producción natural. Y en este sentido, según los resultados del barómetro, los valores asociados a un alimento con mayor proyección positiva para el consumidor gallego son los relacionados con la salud. Para el 25%, la mejor cualidad de un alimento es que sea "sano" y para el 24% que sea "natural". Sin embargo, la relación entre alimento ecológico y salud es todavía muy débil en el imaginario del consumidor gallego. Solo el 7% de quienes conocen los alimentos ecológicos los definen espontáneamente como "sanos".

No obstante, entre los que ya los consumen habitualmente, la motivación fundamental para consumirlos es la salud. Así lo manifiesta el 48%. Y solo el 14% sitúa como primera o segunda razón las motivaciones medioambientales.

Al analizar las causas que retraen el consumo, se observa, según los datos del barómetro, que Galicia aporta un hecho diferencial específico. Entre los que conociendo los alimentos ecológicos no los consumen, el 50% motiva su decisión en el hecho de disponer directa o indirectamente (familia, vecinos, amigos), de huerta para su autoabastecimiento. Este porcentaje desciende al 5% en Cataluña.

Excluido este sesgo gallego, las motivaciones que finalmente frenan el consumo de alimentos ecológicos son comunes entre los que aún no los consumen y los que ya son habituales. El precio retrae el consumo para el 43% de los consumidores que los conocen y no los compran, y frena el incremento de consumo por parte de los que ya lo hacen en el 37% de los casos. Pero otros factores, como la dificultad para encontrarlos en los lugares de compra habituales, también dificultan notablemente su adquisición. Así, esta última causa es la motivación básica para el 24% de los consumidores del primer grupo y para el 29% de los del segundo.

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