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Tentaciones
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Reportaje:MÚSICA

'Customice' a su grupo favorito

La semana pasada, Jacknife Lee, productor de Collapse into now, próximo disco de REM, subía a la Red las pistas del tema It happened today con la intención de que los fans realizaran remezclas de la canción. En poco más de un día ya circulaban 41 versiones. La brillantez de ciertos remixes lleva a pensar en la trampa en la que se ha metido la industria al dejar a los fans participar del proceso creativo. Por una parte queda genial en estos tiempos de democracia transversal. Pero explicita lo superfluo de un sistema dominado por gente cuyo trabajo puede hacer cualquiera. "No creo que sea peligroso", apunta Gerardo Cartón, del sello Pias. "El sistema corrompe y comercializa todo. De hecho, creo que llegará el día en que un grupo grabe todo un disco con sus fans. Y el que lo haga primero, dará dos veces".

"Se trata de acercar más a fan y artista, que es el futuro del negocio" (Gerardo Cartón)

Pero REM no han inventado nada. Días antes, la banda sueca The Sounds anunciaba un proyecto similar con Better off dead, un tema de su futuro cuarto largo. En noviembre, Motörhead lanzaba una aplicación de iPad para remezclar sus canciones. Antes, Nine Inch Nails animaron a sus seguidores a realizar sus versiones de todos los temas del álbum Year zero. Aquí, Carlos Jean cuelga bases en su perfil de MySpace; el público añade pistas y vota las mejores aportaciones. Y el corte vuelve a Jean, quien realiza la última criba y produce. "Se busca involucrar a la audiencia desde el principio. El fan tiene la oportunidad de mostrar sus capacidades artísticas a la vez que se siente cerca de su grupo o artista favorito. La banda involucra a los fans, divierte, hace marketing del producto antes de que exista, consigue que los medios hablen de ella... Con la democratización de las herramientas y el contacto directo propiciado por Internet, el artista tiene a su disposición una masa de gente creativa, que entiende su obra y puede ayudarle", apunta Maya Nieto, directora de contenidos de MySpace.

Los realities enseñaron sin pudor la fabricación de un artista comercial. Twitter narra la vida en directo de las estrellas. Las bandas nos demandan dinero para financiar sus discos y nos piden aprobación incluso sobre los temas que van a tocar en su próxima gira (esto lo han hecho hasta Stone Temple Pilots). Otros van más allá e incluso hacen castings abiertos de estilistas, fotógrafos o peluqueros (Imogen Heap). Algunos hasta piden fotos para montar su vídeo (Pereza). Los grupos son más nuestros que nunca, porque estamos involucrados en su configuración. De cualquier modo, un cínico podría ver en tanta colaboración una intoxicación en la industria musical del virus low cost, aquel que provoca que todo sea tan barato y esté tan hecho a medias que es el consumidor quien debe finalizarlo, ya sea montando el mueble en casa o imprimiendo la tarjeta de embarque. La ikealización de la industria musical. "No se trata de ahorrar remezcladores o productores. El objetivo es acercar más a fan y a artista, puesto que es el futuro de la promoción musical y de gran parte del negocio", zanja las dudas Cartón.

<b>REM permite que sus fans hagan remezclas de su última disco</b>
REM permite que sus fans hagan remezclas de su última disco

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