"Tuve la idea o el sueño de ser torero"
Pregunta. Cobra: nos coloca otro forsyth. ¿Pero no se retiraba?
Respuesta. Pues sí. Con cada libro digo que es el último, que estoy cansado. Esa decisión dura entre uno y dos años. Luego me viene una idea a la cabeza, y empiezo otra vez.
P. A ver si es que tiene puesto el piloto automático.
R. No [ríe]. Es sólo que me viene una idea en la que no había pensado antes, que me intriga y me impulsa a investigar.
P. Ha vendido 60 millones de libros. Tendrá la mano floja de tanto dedicar.
R. He firmado unos cien mil. Y la mano la tengo bien, porque no los he firmado todos en un día. El récord lo tengo en mil firmas en tres horas.
P. Dice escribir sólo por dinero. Le cunde.
R. Sí. Mi impulso para escribir no es la fama, que no me interesa, ni los festivales, ni lanzar un mensaje a la Humanidad, a la que no tengo nada que decir. ¿Qué queda? El dinero.
P. Escribió Chacal en 35 dias, y produce unas 12 páginas diarias. ¿Se le ha pegado esta capacidad prolífica de cuando criaba conejos en Alicante?
R. Yo lo que tenía eran pollos, pero sólo por los huevos.
P. ¿Se aloja en este hotel porque, como aparece en su novela, le dejan estar gratis?
R. No [ríe], es que es el primer hotel que conocí en Madrid, hace como 25 años. Al escribir Cobra buscaba un lugar, y me acordé de éste.
P. ¿En qué se parece a Paul Devereaux, su Cobra?
R. En nada. Devereaux es un intelectual y un hombre muy frío, cosas que no soy.
P. ¿Es mejor ser granjero que intelectual?
R. Oh, sí. No tengo gran entusiasmo por los intelectuales. Prefiero en un bar un obrero que un profesor. Tengo más en común, beben mejor, aprecian su comida, tienen más sentido del humor.
P. ¿Por qué le gustan tanto los asesinos y la mala gente?
R. Creo que hay una fascinación también en el público. Si no, no habría tantas películas sobre mafiosos, asesinos, mercenarios, gente horrible, pero fascinante.
P. A los 19 años fue el piloto más joven de la Royal Air Force. ¿Siempre le han gustado los altos vuelos?
R. Desde los 6 o 7 años quería ser piloto de la RAF, a pesar de que los profesores me decían que tenía que ir a Cambridge, o a Oxford. Para mí era una pesadilla. A los 17 años y 3 meses, mi padre me permitió dejar la escuela. Estuve dos años en un cazabombardero. Luego, lo dejé para ser periodista, no por el periodismo, sino porque era una forma de viajar por todo el mundo y que, encima, te lo pagaran. Fui periodista unos doce años. Tras dos años en la selva de Biafra, volví a Londres sin dinero y sin trabajo. Y escribí Chacal.
P. Que fue el milagro de los panes y los peces.
R. Casi. Con el éxito, el editor me pidió un segundo libro, Odessa, y un tercero, Los perros de la guerra.
P. Hace años frecuentó la plaza de toros de Málaga. ¿Quería ser matador?
R. Era un sueño. Vine a aprender español antes de incorporarme a la RAF. Lo que me fascinó no fue el curso, sino la plaza de toros. El sol, el cielo azul, el capote, los olores del toril, y tuve la idea o el sueño de ser torero. Estando en Málaga tomando una copa, con traje corto y sombrero cordobés, algo muy común en 1956, pasaron dos vecinos de mis padres, y luego les dijeron que su hijo estaba preparándose para ser matador. Se presentó mi padre y me llevó de vuelta a casa en el primer avión.
P. Escribe a máquina y huye de Internet. ¿El ordenador muerde?
R. No muerde, pero hay jackers, lo hemos visto con Wikileaks. Y pueden robarte tus datos personales y bancarios.
P. Con tanto suspense y tanta investigación, ¿ha logrado averiguar lo que lleva la reina Isabel en el bolso?
R. Ni idea. La he visto seis veces, pero nunca se lo he preguntado. Garantizado que hay una cosa que no lleva: dinero.
P. ¿Tampoco ha sabido en qué grado de ginebra se cocía la difunta reina madre?
R. La vi sólo dos minutos una vez y tenía ya cien años. No se me ocurrió preguntarle ni qué lleva su hija en el bolso ni cuánta ginebra bebe usted.
P. Es un impenitente conservador. ¿Echa de menos a Thatcher o le vale con Cameron?
R. Quienes critican a Thatcher se olvidan del estado en que estaba mi país, con la economía arruinada, los comunistas y la gente que servía a Moscú, en puestos de altura, tras 13 años de socialismo. Ella pudo con todo. Cameron es más débil.
P. ¿Podría anunciarme en exclusiva mundial que no escribirá más novelas?
R. Ojalá pudiera decir eso [ríe]. Se lo puedo garantizar durante un año. Después, no se sabe.
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