Improvisando, que es gerundio
Para algunos, es el acontecimiento musical más esperado. Desde hace 15 años, el festival Hurta Cordel reúne en la Casa Encendida a lo más granado entre los improvisadores del occidente cristiano, y a quienes, en esta ciudad, gustan de escucharlos: su fanatismo es solo comparable al de los adictos al heavy metal. El programador puede confiar ciegamente en su fidelidad, incluso si se trata de un cuarteto que, por no tener, ni siquiera tiene nombre. Sergio Kafeijan y Giuliana Audrá, brasileños, junto a Víctor M. Díez -"improvisador de la palabra"- y Patxi Valera -impagable su batería percutida con espaguetis- protagonizaron anoche el primero de los conciertos de este XV Festival Hurta Cordel (hasta el próximo domingo) con lo que bien pudiera calificarse como un viaje alucinante hacia lo desconocido. Nada que ver con lo que pudo interpretar el pianista inglés -de Oxford, especifica- Pat Thomas, en su subsiguiente intervención en solo. De Monk a Cecil Taylor y vuelta a empezar. Memorable.
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