El FMI prevé una banca "menos especulativa y más supervisada"
Viñals reclama un "sistema eficaz de disciplina fiscal" para la Unión Europea
José María Viñals, director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), trazó ayer las líneas generales de "un sistema financiero mucho más seguro" capaz de sortear los problemas que se acumularon para desencadenar la "tormenta perfecta" que sacude la economía mundial desde hace cuatro años. Viñals inauguró el certamen Forinvest de servicios financieros en el Centro de Eventos de Feria Valencia con una lección magistral. Explicó que "el objetivo del FMI" es garantizar "el equilibrio entre la seguridad y el dinamismo" de todos los intermediarios financieros, bancos y cajas de ahorros.
La banca debe ser "menos especulativa" y más próxima a las necesidades reales de los ciudadanos, una banca "capaz de satisfacer las necesidades de las empresas y las familias".
"Hay que lidiar de una vez por todas con las heridas que ha dejado la crisis"
Los mercados de derivados mueven 5 billones de euros, según el organismo
El sistema financiero debe ser tan competitivo como transparente, controlado de puertas hacia fuera y de puertas hacia dentro. Viñals aseguró que muchos bancos, grandes entidades de renombre internacional, compraron en los años felices previos a la crisis cantidades millonarias de productos que resultaron tóxicos "sin saber realmente lo que compraban".
Una exigencia que reiteró en varias ocasiones es la necesidad de contar con un "marco de supervisión eficaz", porque "las mejores reglas no sirven de nada si no se cumplen".
Finalmente, el FMI apuesta por reducir la posibilidad del denominado "riesgo moral", el hecho de que las grandes entidades acumulen "los beneficios en manos privadas y socialicen las pérdidas", como ha sucedido con la nacionalización, siquiera temporal, de grandes bancos en Estados Unidos o el Reino Unido. "Que no haya entidades capaces de arrastrar todo el sistema financiero", deslizó. Y, en todo caso, que sean capaces de asumir sus errores sin que los contribuyentes deban pagar por ellos.
Según Viñals, "instrumentos" como la nueva regulación bancaria europea, denominada Basilea III, que eleva los requerimientos de capital para los bancos y exige menores niveles de endeudamiento, van en la buena dirección. Pero no basta mejorar las reglas que deben aplicar "los bancos uno a uno", sino que es preciso garantizar la estabilidad del conjunto del sistema. Para ello es clave regular también los "sistemas paralelos" y los denominados "mercados de derivados" que manejan en torno a cinco billones de euros en todo el mundo sin ningún control efectivo.
Para llegar a ese escenario ideal es imprescindible "perseverar" en la senda de las reformas asumidas para evitar que "el riesgo soberano" sea sacudido por los mercados internacionales y afecte, en paralelo, a la financiación de los bancos.
Las "fragilidades esenciales" a superar por los bancos en el momento presente están vinculadas a "la calidad de los activos", esencialmente los inmobiliarios pero, sobre todo, el suelo. Un segundo problema será la competencia entre Estados y bancos por captar dinero. Viñals estimó que el conjunto del sistema financiero requerirá en torno a 2,5 billones de euros en los próximos dos años.
Para "recuperar la confianza" de los inversores "hay que lidiar de una vez por todas con las heridas que ha dejado la crisis". Cada Estado debe asumir "estrategias creíbles para reducir el déficit y garantizar la sostenibilidad de la deuda".
Para el conjunto de la Unión Europea, Viñals exigió "pruebas de resistencia más rigurosas" para definir precisamente las necesidades de "recapitalización" de ciertas entidades y la "liquidación" pura y dura de las que estén realmente tocadas.
La "capacidad de préstamo" de la UE, la denominada "facilidad europea", está bien dotada desde que elevó sus fondos a 500.000 millones de euros, pero debe funcionar "con agilidad".
La UE, finalmente, "debe reforzar el buen gobierno económico" e implantar "un sistema eficaz de disciplina fiscal" como fórmulas para "mejorar la competitividad" y "fomentar el equilibrio entre los Estados de la zona euro".
Estados Unidos, por su parte, "tiene que reducir el déficit público" para obtener financiación a precios razonables y "para evitar que suban los tipos de interés a largo plazo", algo que repercutiría sobre la economía de todo el mundo.
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