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El ascensor en que se hirió un octogenario sufría 16 desperfectos

Hasta 16 desperfectos acumulaba el ascensor que se descolgó el 30 de agosto de 2008 desde un quinto piso, con un hombre de casi 80 años, en un edificio de la calle de Apocada, 14 (distrito de Centro). Tan mal atendido y conservado estaba el elevador, que uno de los cables de sujeción "tenía más de 20 hilos rotos".

Y no solo eso. Un informe técnico de la Comunidad de Madrid posterior al accidente destapó toda una retahíla de anomalías: "Faltaban interruptores conmutables en el foso y en el cuarto de máquinas para la iluminación del hueco, la máquina presentaba un mal estado general en relés, el limitador de velocidad de la cabina no estaba homologado, el sistema de frenado era inadecuado, las poleas de la máquina carecían de protección, la botonera de revisión no funcionaba y tampoco existía un control electrónico ante la rotura o aflojamiento excesivo del cable limitador". Así lo certifica el informe técnico de la Comunidad, que consta en las diligencias judiciales abiertas a raíz de este siniestro.

Nada más subirse al ascensor, en el quinto piso, Gregorio Ceinox, vecino del inmueble, notó que el elevador caía en picado. Bajó tres pisos a gran velocidad y, por fortuna, se activaron las cuñas de bloqueo de emergencias y acabó deteniéndose en el segundo piso. Como resultado del golpe, la cadera izquierda de Gregorio quedó fracturada. Fue atendido en el inmueble por los servicios de urgencia, bomberos y el 112. Estuvo 66 días de baja. Aún hoy, sigue internado en una residencia porque apenas puede valerse por sí mismo debido a las secuelas del accidente.

El asunto lo lleva el Juzgado de Instrucción 13 de la plaza de Castilla, que ha abierto un procedimiento en el que figuran inculpados el administrador de la finca, Antonio Ceballos, y la empresa encargada del mantenimiento, Fain Ascensores. Ceballos incumplió, supuestamente, su obligación de avisar a la Comunidad de Madrid de que debía realizar una inspección al ascensor por haber transcurrido más de los cuatro años preceptivos desde la última revisión. El accidente ocurrió el 30 de agosto de 2008 y la citada evaluación en profundidad le tocaba, como último día, el 3 de diciembre de 2005. Llevaba tres años sin efectuarse. Gregorio Ceinox, a través de su abogado, César Quesada, reclama una indemnización de unos 35.000 euros por los daños sufridos.

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