Millonarios en las Cortes
Ahora son alcaldes y concejales, pero primero fueron los diputados autonómicos. Los escándalos de corrupción obligaron al Consell a intentar rebajar la presión política y social y aceptaron publicar las declaraciones de bienes e intereses de los parlamentarios hace ahora un año. Esas primeras declaraciones tuvieron un efecto no deseado: el presidente Francisco Camps apareció como el más pobre del Consell con medio piso, un coche de más de 15 años y un saldo bancario de poco más de 1.000 euros. Pero también demostraron lo que ya se sabía: hay millonarios en el hemiciclo. El más rico de todos, el vicepresidente tercero del Consell y titular de Medio Ambiente, Juan Cotino, que aseguró disponer de 1,9 millones de euros en acciones, otros bienes no inmuebles y una vivienda.
Por detrás de él, se situó el alcalde de Torrevieja y diputado autonómico, Pedro Hernández Mateo, que reconoció tener en sus cuentas bancarias más de un millón de euros, además de una vivienda y un vehículo.
Las declaraciones de los parlamentarios demostraron, sin embargo, que no eran homologables entre sí porque no utilizaron parámetros homogéneos. Unos declararon el valor catastral de las propiedades y otros el de mercado, unos especificaron sus bienes no inmuebles y otros no. Lo que quedó claro es que algunos de los miembros del Consell, como los vicepresidentes Vicente Rambla y Gerardo Camps, o el consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, o el de Ciudadanía, Rafael Blasco, contaban con un patrimonio inmobiliario sólido procedente en su mayoría, según explicaron en su momento, de herencias familiares. Un caso en el que también se halla la coordinadora de Esquerra Unida, Marga Sanz.
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