El PP de Calvos retira una moción de censura por orden de Baltar
Los concejales populares llevaban tres años intentando desbancar al alcalde
Recularon, José Luis Baltar mediante. Tres años de presiones encaminadas a conseguir una moción de censura en el pequeño municipio ourensano de Calvos de Randín, en la frontera con Portugal, para retirarla en el último momento. Los concejales expulsados en su día del PP por pactar con un tránsfuga del PSOE en Calvos -aunque después acudieron al congreso provincial del PP a votar por el hijo de Baltar- anunciaron a primera hora de la tarde de ayer que retiraban la moción por la que tanto habían peleado, incluso judicialmente. Antes, a primera hora de la mañana, pasaron por la Diputación, escucharon a Baltar y convocaron una rueda de prensa urgente para la 1. Anunciaron que no habría moción. El único argumento que esgrimieron para justificar el repentino cambio de decisión fue el de la inmediatez de las elecciones municipales. "Que decida el pueblo", dijeron. Después acusaron al alcalde, el socialista Aquilino Valencia, de dividir a los vecinos, de no haber hecho nada por el municipio y de haberles coartado sus derechos.
Los ediles aducen que los ciudadanos decidirán en las elecciones
El alcalde socialista mantiene el puesto tras un pleno sin la oposición
A las 12.30, entre la entrevista con Baltar y el anuncio de la retirada de la moción, Feijóo -interpelado por los periodistas respecto al papel del tránsfuga- cerró filas con los concejales populares y tildó de antidemocrático el pleno de 2008, en el que el PP pretendía apear al alcalde con el apoyo del tránsfuga del PSOE, pero no pudieron acceder al salón de sesiones. Destacó que "hoy [por ayer] se recuperará la normalidad democrática". "Espero que el PP haga lo más razonable para el pueblo". Fuentes de la ejecutiva gallega del partido aseguran que Feijóo y Baltar pactaron el lunes la retirada de la moción a la que se habrían resistido los ediles hasta que el barón ourensano los convenció ayer.
En la urgente rueda de prensa que convocaron en Randín, a unos kilómetros del Ayuntamiento de Calvos, los ahora representantes del grupo de no adscritos, mayoritarios en la corporación local, destacaron que no asistirían al pleno por su deseo de ser "respetuosos con las leyes y la Justicia" que, sin embargo, acababa de permitirles debatir la moción.
En su empecinamiento por celebrar esta moción de censura que registraron a los dos meses de la llegada del socialista a la alcaldía, en 2008 -pleno al que tampoco asistieron, bloqueados, según denunciaron, por una marabunta de vecinos y representantes socialistas- los populares pelearon hasta el último centímetro por arrebatar la alcaldía a los socialistas. Querían celebrar el pleno el 31 de enero, antes de que entrara en vigor la nueva electoral que obliga a una mayoría cualificada -no valdría el voto del tránsfuga, con lo que no prosperaría la moción- pero el alcalde la retrasó hasta ayer.
Los populares acudieron a la justicia. La titular del Juzgado Contencioso Administrativo número 1 -"la misma que me impidió a mí defenderme aportando las pruebas que tengo para demostrar que no acudieron a aquel pleno porque no quisieron entrar", destacó ayer el alcalde socialista- les dio la razón. A media mañana dictó una providencia en la que destacaba que la moción debía regirse por la antigua ley. Esto es, el voto del tránsfuga valdría. Pero en ese mismo auto constaba la advertencia de la fiscalía de que, dada la fecha del pleno, posterior a la aprobación de la nueva ley, debía regirse por ésta.
Con los populares y el tránsfuga ya en la retaguardia, se celebró igualmente el pleno, como estaba previsto, a las cinco de la tarde. Lectura del orden del día dando cuenta del registro de la moción y de su posterior retirada y lectura también de la providencia judicial. Pero solo acudieron los cuatro representantes socialistas, el secretario, que tildó de ilegal la moción, y medio centenar de vecinos de Calvos de Randín y de cargos del PSOE -y alguno del BNG- de la provincia, que vitorearon a un regidor "agotado política y personalmente después de tres años de una pesadilla constante".
"Somos un grupo unido"
Se verán de nuevo las caras en unos meses. El alcalde socialista de Calvos de Randín, Aquilino Valencia, está dispuesto a presentarse de nuevo a las elecciones de mayo, según reconoció tras el pleno de ayer. Y los cuatro ediles del PP, unidos al tránsfuga socialista que aspiraba a la alcaldía, también.
Pero los populares no despejaron ayer la incógnita de si pertenecen o no al PP después de que Baltar anunciara su expulsión y los recuperara con urgencia para que votaran a su hijo en el congreso provincial por el que se hizo con el poder provincial del partido. "Somos un grupo muy unido", detallaron los no adscritos ante los periodistas al anunciar la retirada de la moción. Inmediatamente reconocieron que quizás se presenten por otras siglas aunque la decisión no está tomada, matizaron horas después de acatar a regañadientes la orden del presidente de la Diputación, pactada con Feijóo, según fuentes de la dirección regional, de dar marcha atrás.
Cuando en 2008 los socialistas acusaron a Baltar de estar detrás de la moción que se había registrado y le pidieron que mandara parar, el barón ourensano del PP los recriminó. "Todo lo que empieza mal, acaba mal y el problema empezó en el PSOE -en alusión al tránsfuga- ¡no querrá ahora el PSOE que resuelva yo sus problemas!", declaró. Después anunció que comunicaría el PP de Galicia la expulsión de los suyos "porque no hace falta ningún expediente, esto se hace de oficio".
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