Alucinando bajo tierra
Bisontes, estalactitas y ámbar azul. Una ruta cántabra para los amantes de las cuevas
A medida que hasta los parajes más recónditos de la tierra pierden la emoción de lo desconocido, el llamado turismo subterráneo aumenta su atractivo. Primero fueron los espeleólogos y el espeleoturismo. Ahora llega el turismo de cuevas, la visita organizada a las entrañas de la tierra donde se despliega un universo de paisajes inimaginables y, en no pocos casos, el aliciente del arte rupestre.
España es un país muy rico en cuevas visitables. Cuenta con más de treinta mil cavidades conocidas, exploradas y topografiadas. Y dentro de la Península, Cantabria ofrece un espectacular patrimonio subterráneo con cientos de posibilidades. Sirva de ejemplo esta ruta, que puede realizarse en un fin de semana de tres etapas rodeadas de atractivos suplementarios.
01 Altamira
Comenzamos en Altamira, a dos kilómetros de Santillana del Mar, donde está esa capilla sixtina del arte rupestre que deslumbró al mundo a mediados del siglo pasado, provocando avalanchas de visitantes hasta que hubo que cerrarla al público para no destruirla irremisiblemente. Desde 2001, y probablemente por mucho tiempo aún, lo que vemos es una réplica, la llamada Neocueva, insertada en un elegante edificio del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, tan verídica que consigue que olvides que es una reproducción de la original de hace 15.000 años. Relativamente pequeña (solo tiene 270 metros de longitud), la gran sala de pinturas polícromas representa la apoteosis del incipiente arte cuaternario.
El animal más representado es el bisonte. Hay 16 ejemplares de diversos tamaños, posturas y técnicas pictóricas. Junto a ellos encontramos caballos, ciervos y signos tectiformes, cuadrículas rectangulares que recuerdan la forma de un tejado, expresión de unas mentes que comenzaban a ejercer el pensamiento abstracto.
Las pinturas originales se hicieron con pigmentos minerales ocres, marrones, amarillentos y rojizos, mezclados con aglutinantes como la grasa animal. El contorno de líneas negras de las figuras se realizó con carbón vegetal. Se aplicaron con los dedos, con algún utensilio a modo de pincel y en ocasiones soplando la pintura a modo de aerógrafo. El relieve de la cueva y el raspado de ciertas zonas aportan a las imágenes gran movilidad y expresividad. Son tres sus figuras más famosas. El bisonte encogido, pintado sobre un abultamiento de la bóveda; la gran cierva, la mayor de todas las figuras representadas, de 2,25 metros, y el caballo ocre, situado en uno de los extremos de la bóveda.
"Después de Altamira, todo parece decadente", diría Picasso. La visita a la Neocueva de Altamira dura un par de horas. Está amenizada por recursos audiovisuales discretos que permiten hacerse una idea de cómo eran sus habitantes y cómo trabajaron los autores de las pinturas. Se ha realizado una restitución paisajística que se supone similar a la que existía durante el paleolítico superior.
02 El Soplao
La segunda etapa del viaje es El Soplao. Del arte rupestre al arte geológico, al despliegue artístico de la madre naturaleza, tan solo a unas decenas de kilómetros de Altamira, en lo alto de la sierra de Arnero. Desde El Soplao se contemplan impresionantes vistas de la cordillera cantábrica. Es una cueva única entre los miles que se han catalogado en Cantabria. Sus
excéntricas formaciones no tienen eje vertical, a diferencia de las estalactitas, sino que se desarrollan de forma caprichosa haciendo nudos, giros y ramificaciones que componen tejidos gigantescos, esculturas inconmensurables a un ritmo de un centímetro por siglo.
El Soplao fue descubierta por los mineros de La Florida, una explotación de plomo y zinc que ha estado en rendimiento en esta cumbre hasta 1979; un anónimo minero abrió una grieta por la que entró en la mina un potente soplao, una corriente de aire fresco que significaba el contacto con una cavidad subterránea que se comunicaba con el exterior, algo providencial para cualquier explotación minera. Al cerrar la mina se pensó en abrir la cueva a los visitantes con el fin de dinamizar la economía de la zona. Se construyó una nueva carretera para llegar a la entrada, y los alicientes turísticos incluyeron un pequeño tramo de ferrocarril para que los visitantes entren en un tren minero. La visita normal en grupos reducidos dura una hora. La visita exigente, con indumentaria de espeleólogo, llega a las dos horas.
Recientemente se ha localizado en la ladera de El Soplao un yacimiento de ámbar azul único en el mundo, originado por un gigantesco incendio forestal hace 110 millones de años, en el que se han conservado medio centenar de insectos de especies desconocidas hasta ahora.
03 El Castillo y Las Monedas
En nuestra tercera etapa nos moveremos cuarenta kilómetros y nos trasladaremos al valle del Pas, columna vertebral de Cantabria. Vamos a Puente Viesgo, una bucólica localidad dominada por el monte Castillo, una elevada colina de forma cónica en la orilla izquierda del río Pas cuyo conjunto de cuevas con arte rupestre es de excepcional valor: El Castillo, Las Chimeneas, La Pasiega, Las Monedas y La Flecha. El conjunto presenta una gran diversidad del arte rupestre del paleolítico superior, quizá el más amplio de Cantabria, con más de 150 figuras de animales y un gran número de signos. En 2008, junto a otras cuevas de Asturias y País Vasco en un número total de 17, fueron declaradas patrimonio mundial por la Unesco.
Los indicios de actividad humana se remontan a más de 100.000 años y son el primer vestigio de ocupación humana hallado en Cantabria. En El Castillo aparecen signos abstractos, manos y animales, tanto en línea -en negro y ocre- como del estilo de las de Altamira. Casi al final hay un elefante o mamut y también cabe destacar un bisonte que aprovecha la protuberancia de una estalagmita.
Las Monedas es la de paisaje más espectacular por el colorido de sus cascadas estalactíticas, que alcanzan una belleza inusitada. En el aspecto artístico están representados renos, cabras, bisontes, ciervos y un oso incompleto. Sus pinturas, sin embargo, son más monótonas y solo silueteadas. Hay 25 kilómetros de distancia a Altamira y resulta probable que en algún periodo los habitantes de unas y otras cuevas formaran una comunidad de similar grado de evolución y las mismas costumbres.
Guía
Información
» Neocueva de Altamira (http://museodealtamira.mcu.es) . De 9.30 a 18.00. 3 euros.
» El Soplao (www.elsoplao.es ). De 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 17.00. Cerrado los lunes. 10,50 euros.
» Cuevas de Puente Viesgo
(www.cantabriajoven.com/cuevas/puente_viesgo.html ). Hasta marzo, de miércoles a domingo, de 9.00 a 15.00. 2 euros.
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